Actualmente, en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta (norte de Colombia) hay una vereda en límites entre los municipios de Barrancas y Hato Nuevo (sur del departamento de La Guajira) que el famosísimo compositor Carlos Huertas Gómez (1934-1999) inmortalizó en una de sus más hermosas composiciones vallenatas, El Cantor de Fonseca, cuya letra dice: “Viví en un pueblo chiquito y bonito llamado Lagunita de la Sierra del que conservo recuerdos queridos emporio de acordeonistas y poetas”.
Tal verso pasaría desapercibido sino fuera porque hoy uno de los descendientes de los pobladores de ese cantado lugar, cuna de músicos, compositores e intérpretes como Leandro Díaz, Adaníes Díaz, Monche Brito y demás juglares de proximidades de la zona como el desaparecido Romualdo Brito se robó el show en la pasada Copa América: Luis Fernando Díaz Marulanda, el atacante colombiano que con sus goles revivió la grandeza de sus ancestros.
Ancestros y conocidos que la propia canción toca tangencialmente, pues ellos son muchos más: “Yo vi tocar a Santander Martínez, a Bolañito, a Francisco el Hombre, a Lole Brito, al señor Luis Pitre, los acordeones de más renombre… Allá toqué con Julio Francisco, con Monche Brito y con Chiche Guerra y conocí bien a Bienvenido, el que compuso a Berta Caldera…”.
Y es que el júbilo de los colombianos por la destacada actuación de este joven de 24 años, sirvió para que la mayoría de los 38 mil habitantes de Barrancas y pueblos vecinos —para citar ese caso— se sintieran orgullosos de que un hijo suyo los volviera a hacer reconocidos por sus buenos hechos.
Muchacho que es la hechura de un abnegado descendiente de nativos de Lagunita de la Sierra que se llama Luis Manuel Díaz, el Mane, y nieto de un acordeonero querido, Jacob Díaz.
El Mane no pocas veces recorre en dificilísimo camino de acceso a Lagunita de la Sierra para visitar a los pocos familiares y amigos que aún quedan en Alto Pino y El Cerro, entre otros lugares de entrañable recordación para quienes un día vivieron en la zona:
Famosa es la canción La casa de Alto Pino que habla de la grandeza musical de uno de los Díaz, Leandro. "En la casa de Alto Pino se oyó por primera vez el leve llanto de un niño que acababa de nacer", es parte de uno de los versos.
El periodista Héctor Sarasti del programa Testigo Directo de Rafael Poveda cubrió la reciente y multitudinaria llegada de Luis Díaz a Barrancas y recorrió el agreste camino, hasta Lagunita de la Sierra para conocer de cerca la vida de esas gentes que trascienden hoy por uno de sus hijos: Luis Díaz, el flaco o el guajiro.
Hablan familiares
El abuelo Jacob Díaz le respondió a Testigo Directo sobre su nieto: ¿Qué es lo que más admira a su nieto? "Sus buenas aspiraciones, es muy alegre y se siente que el fútbol ha sido su diversión para poder vivir— Eso fue su aspiración de niño y cuando uno tiene un trabajo que es el que está haciendo debe seguir por ahí".
¿Qué ha sido lo más duro? “Lo más duro ha sido la falta de apoyo porque él no tuvo un apoyo”, respondió el abuelo de Luis Díaz, quien reconoció que desde que “…él niño estaba gateando y se encontraba cualquier cosa todo era darle con pie, él todo lo pateaba…”.
Para el tío de Luis, Gavy Díaz: "Verlo a él surgir, mostrándose como se está mostrando, es muy positivo. Ese sufrimiento que él tuvo, la lucha que él tuvo, para llegar adonde esta, fue dura”. “Le costó porque acá en el pueblo donde nosotros nacimos y crecimos era muy difícil el apoyo de la parte administrativa, por eso esa forja fue de su padre, Luis Manuel Díaz, quien le indicó cómo dar los primeros pasos con un balón. Fue siempre con la lucha, con las rasgando desde abajo”.
Y agregó: “… el apodo Lucho es de lucha. La humildad en el seno de la familia donde nosotros nacimos es así; él partió de cero y ahora verse obteniendo un triunfo tan alto es muy hermoso”.
“Cuando iniciamos, vendíamos empanadas, arepas, dulces, jugos, pasteles, frichi (carne de chivo), arroz mixto y de todo un poco. Lucho vivió en ese seno, lo vivió porque nosotros lo hicimos y es que cuando él tenía que viajar a una parte había que hacer una colecta o vender lo que sea, eso sí él no pedía, él salía a vender”, anotó el Gavy.
—¿Qué les dejó esta experiencia?
—“Que por mucha lucha que uno tenga nunca debe perder la esperanza de que una luz le brillará algún día”, dijo el familiar que no pudo contener las lágrimas".
—¿Por qué llora?
—“Las lágrimas son porque un ser muy importante para él y para nosotros no está”.
¿Quién es esa persona?
—“Es su abuela de parte de padre".
—¿Qué pasó a la abuela?
— “Dios decidió que partiera, hoy en día ella no puede gozar de esos éxitos de su nieto”.
—¿Era una de las personas que él más quería?
—“Me atrevo a decir que después de su papá y su mamá era el ser que más quería".
—¿Cómo se llamaba?
—“Rosaura Jiménez”.
—¿Hace cuánto murió?
—“Ya va a cumplir 3 años de su partida (...) Nosotros tenemos musicalmente una leyenda grande en nuestra vida artística y musical ahora tenemos a Lucho”, concluyó el Gavy.