Hay que escuchar toda la entrevista que en la FM le hizo Luis Carlos Vélez junto a otros periodistas a la alemana Rebecca Linda Marlene Sprösser para que cada quien saque sus propias conclusiones sobre la estigmatización y señalamientos infundados que estos comunicadores pudieron haberle hecho y que pudieron haber influido para que la deportaran del país por acompañar a los manifestantes en Cali. La primera impresión es que estos periodistas pensaban que iban a encontrar a una mujer desubicada, pero no.
William Calderón le dijo que los organismos de seguridad indicaron que había indicios que la primera línea estaba financiada por el ELN, y le pregunta a la alemana sí le parecía romántica la idea de la tarea que hacía en la primera línea. Ella fue honesta y respondió que solo puede hablar sobre lo que vio o escuchó, que no vio y escuchó eso, que si eso era cierto que ella no compartía eso, ni hacía eso.
Una periodista le dice que no es lo mismo Dinamarca que Cundinamarca, que comparar a Colombia con Alemania es un despropósito, pues Alemania es poderoso, tiene mucho dinero, es del primer mundo, y que esperar que Colombia haga lo mismo por sus ciudadanos es ingenuo. A lo que la alemana contestó con una realidad irrefutable: Colombia es más rico que Alemania por sus tierras y que acá lo que existe es la corrupción, y que con trabajo honesto podemos ser como Alemania. Ahora —eso lo digo yo—, que una periodista piense que no podemos tener una mejor calidad de vida como un país del primer mundo es una vergüenza, pues es resignarnos a que tengamos que aceptar de por vida toda esta carga de corrupción que nos han impuesto.
La periodista sigue y dice que para los organismos de seguridad la primera línea es terrorismo, que ella qué piensa de eso. La alemana dijo que le habían dicho lo mismo, pero que cuando conoció esa experiencia lo que vio fue muchachos deseosos de tener voz, de gritar por verdaderas y mejores oportunidades; que no vio en ellos terroristas, sino gente luchando por un mejor futuro.
Luis Carlos Vélez le preguntó que si estaba de acuerdo en la destrucción del inmobiliario público. La alemana dijo que en su país tienen de todo y que aun así la gente sale a exigir por mejorar más su calidad de vida, y que acá entendió mucho mejor la acción de la gente pobre de salir a marchar para exigir mejores condiciones de vida. Fue un mensaje claro y contundente: si la gente rica exige mejorar su condición de rica (y por eso es que los poderosos de este país financian campañas políticas y ponen presidente) ¿Por qué no lo puede hacer la gente pobre? Honestamente, ella dijo que no le gustaban los bloqueos, que eso pasa en todo el mundo cuando se dan este tipo de manifestaciones, y, al parecer es la única forma que la gente pobre de este país tiene para ser escuchados. Cierto. Es más, cuando a algún congresista se le ocurre promover una ley para gravar más a los ricos y mejorar mucho más la condición de vida de gente pobre, es bloqueada esa iniciativa. Porque el vandalismo legislativo también existe y también es igual de grave.
Hubo un momento en que esta alemana comenta sobre las amenazas que ha recibido, pero los entrevistadores, encabezados por el señor Vélez, no dicen ni mu, no les importó. ¿Silencio cómplice?
Luis Carlos Vélez le pregunta que qué le pasa a un alemán si le pega a un policía o que si bloquea una ambulancia que lleva un niño dentro y se muere… Ella dijo que seguramente le aplicarán la ley. Pero por qué el señor Vélez no preguntó que qué le pasaría a un policía en Alemania que golpea a las personas, incluidas mujeres; que le saca un ojo a una persona, que la desaparece, que la asesina; que también vandaliza; que se involucra con bandas criminales… ¿Son preguntas que no se deben hacer?
Y acá viene la despachada del señor Vélez, pues le dice que es grave que ella venga a su país a hacer lo que no hace en Alemania. Lo grave, es la acusación que le hace este señor sin ninguna prueba o evidencia ¿Hay pruebas que esta alemana atacó a policías, que quemó algo, que vandalizó algo o que hizo bloqueos?
Y con mucho orgullo Luis Carlos Vélez dice “mi país”. ¿Le podemos creer al señor Vélez que ama a este país? Porque él mismo no ha hecho, ni ha revelado y nunca lo hará, ni una sola investigación sobre la manera como los poderosos de este país esconden sus fortunas en paraísos fiscales para evadir los impuestos en Colombia. Nunca ha puesto al descubierto la manera como los carteles de la corrupción, de la cual hacen parte “gente de bien como él”, asaltan al Estado para robar los recursos públicos. Nunca ha develado, ni lo hará, los negocios de drogas ilícitas que mantiene la “gente de bien como él” y que incluye a altos funcionarios del Estado. Lo que sí hace bien este señor es defender una oligarquía poderosa que tienen hasta medios de comunicación, que incluye donde trabaja el señor Luis Carlos Vélez, para manejar a este país a su antojo. Y como él trabaja para la chequera que le paga, que le pagan para defender esos grandes intereses de clase, hace la tarea de estigmatizar, de perseguir con su micrófono a los ciudadanos que se atreven a criticar y a protestarle a esos que representan con alto nivel la cultura mafiosa de este país. Luis Carlos Vélez puede seguir diciendo que “ama a Colombia”, pero obviamente es un colombiano por nacimiento, no de corazón.