Luis Carlos Vélez, director de noticias en Caracol TV, parece que tiene como mejor activo ser hijo de Carlos Antonio Vélez. Pero también es una desventaja, ya que este presentador de deportes es detestado por buena parte del país, especialmente en el Sur de Colombia por su estilo chabacano y displicente. Quiere decir entonces que habrían ciertas influencias y manejo de poder que hacen que se les permita a estos personajes, sin tener grandes méritos, oportunidades muy visibles en medios importantes.
Luis Carlos Vélez no es mejor que ninguno del promedio, así lo ha demostrado en el tiempo que lleva en Caracol TV. Al contrario muestra enormes debilidades personales, especialmente en la falta de un adecuado don de gentes, una mínima humildad y en saber expresar el debido respeto por sus interlocutores y la audiencia. Vélez no es un hombre lo suficientemente culto e ilustrado para considerarse por encima de muchos de sus entrevistados. Y eso al buen entendedor le deja una imagen de mediocridad apenas cubierta por un estilo muy farandulero, que es al parecer donde él se siente más cómodo.
Pero fue precisamente en el debate presidencial convocado por Caracol TV donde acabó por mostrar el cobre. Tenía al frente a cinco representantes genuinos del país, teóricamente con la mejor capacidad de tomar el liderazgo nacional, ya que han surtido etapas que los convierte en personas altamente competentes, por encima de los más preparados. Se supone que son líderes que asumen la vocería de las distintas tendencias del país y representan a millones de colombianos.
Solo eso implica tener las máximas consideraciones ya que uno de ellos democráticamente ocupará el cargo más importante de Colombia, ostentando una dignidad que exige más respeto. Vélez prácticamente gritó, recriminó y maltrató a los candidatos, con su estilo imponente y con unas reglas, que solo cabían en su estrecha mente. La libertad de expresión y la necesidad informativa de los colombianos exigían mayor amplitud en las intervenciones libres de los candidatos. El colombiano decente debió sentirse aludido con las malas maneras del animador y con pena ajena.
El moderador se dedicó a cuidarle la espalda a Santos y no permitía ninguna referencia siquiera remota, al que al parecer era como su “jefe” o el otro organizador de la reunión, que todo el tiempo presentó una sonrisa burlona. Algo había oculto, pero que Vélez finalmente no pudo disimular. Ahora el país se pregunta si realmente Caracol TV y el Grupo Santodomingo propietario de la cadena, organizaron el debate como una campaña poco disimulada a favor de Santos. Es probable que en parte así sea, pero con cierta sutileza. A Vélez se la salió de las manos, por eso la mayoría de candidatos en un corte de comerciales que el Canal se vio obligado a hacer para evitar el gran oso del presentador, increparon al conductor, quien debió echarse para atrás en sus imposiciones. Eso ya le quedó mal.
Lo de Caracol no es nada raro y era de esperarse, si el día anterior su directivo principal Ricardo Alarcón, llevó de la mano al candidato-presidente, obligando a atenderlo en las principales emisoras de la cadena, con gran afán reeleccionista. Todos son parte del mismo sistema y régimen, y no quieren quedar por fuera. Seguramente ansían algo para untar a la tostada y una tajadita de pastel.
Que falta hace Correa en Colombia, para darles correa a estos medios imponentes y meterlos en cintura. Pero Caracol TV sigue perdiendo puntos ante la opinión pública, a favor de los medios independientes como Noticias uno y CMI, de lejos menos subjetivos y cargados al gobernante de turno y con mucha mayor credibilidad.
El llamado debate no fue tal, simplemente un mero interrogatorio donde había que contestar lo que el preguntador quería. No hubo nada nuevo, ni productivo y menos dejó un saldo pedagógico en los colombianos. Nada más que un desabrido show que Caracol como siempre quiso hacer, con la falta de seriedad y demasiado farandulismo, empezando por el fatal conductor. Y la cereza del postre fueron sus acompañantes. Se supone que un ejercicio de altura y de gran raciocinio para orientar de manera contundente a la opinión, debería estar acompañado al menos de expertos y pensadores del país. Pero de nuevo se echó mano de sus tradicionales presentadores el gordito Vargas y la trigueña Lara, que no pasan de la imagen.
Se podría decir sin temor a estar muy lejos de la realidad que en este momento el Grupo Santodomingo tiene una papa caliente en sus manos. No sabrían que hacer con el ‘gomelillo’. En los sectores de peso, cultos y de opinión Vélez no tendría las mejores acciones. Su formato maquillado y bastante antipático (además de una evidente falta de formación integral) lo hacen muy poco creíble. Y eso de construir desconfianza como es su caso, no le ayuda a edificar un prestigio sostenible. Obliga a muchos simplemente a aguantárselo, mientras le pasa su cuarto de hora, ya que son seres bajos en capacidad de tener luz propia.
Si este canal fuera ecuatoriano, hoy amanecía cerrado, allí donde un presidente si fue capaz de intervernir la dictadura y oligarquía de los medios, con empresarios de la ultraderecha que son arropados naturalmente por los EEUU. Por ello si de cordura y sensatez se tratara, Luis Carlos Vélez debe tener una patica en la calle, que suponemos su papá está haciendo lo imposible por entrarla de nuevo. Así es Locombia, un país de caricatura por cuenta estos personajes.
Apostilla: En su último Tuit hasta el sábado, hablaba de sentirse orgulloso de pertenecer a Caracol TV. ¿Hoy ese sentimiento es mutuo? Al menos en las esferas más inteligentes y progresistas de la cadena no sería creíble. Más bien se habrá convertido en una especie de accesorio incómodo.
Luis Carlos Vélez @lcvelez · 24 de may.
Viendo el final de la #DespedidaSeleccionColombia me siento orgulloso de pertenecer a @CaracolTV
@fabioarevalo