Luis Carlos, "no dejes que Carlos Fernando manche más tu apellido"

Luis Carlos, "no dejes que Carlos Fernando manche más tu apellido"

Según el autor, los retoños del líder liberal "no son ni el 2% de lo que él era, no son ni el 2% de lo que él representaba y principalmente no son ni el 2% del político que él fue"

Por: J Andres Florez
octubre 05, 2018
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Luis Carlos,
Foto: Mavelus - CC BY-SA 3.0

"¡Mataron a Galán!", aquella funesta frase que ahogó el naciente sentimiento liberalista del orador y caudillo Luis Carlos Galán ocupó las primicias de todos los noticieros y programas radiales un 18 de agosto de 1989.

Fue un día trágico, deprimente, pero principalmente amargo, la democracia se había transformado en una prisionera más del terror. El asesinato de Luis Carlos Galán fue uno de los hechos que marcó la historia política de nuestro país en todas las formas posibles, desde los positivos cambios que la indignación de esta —y muchas más— muerte produjo, como también el terror y el sentimiento de desesperanza que produjo en millones de personas que veían a Galán como un "reboot" en la política, un punto aparte, un tipo que principalmente representaba una "escapadita" de la tradición política.

La gente le amaba por el simple hecho de que era alguien con ideas frescas, guiado por convicciones reales y cuyos mensajes no eran un arma de interpretación abierta para huir al horizonte más conveniente en momentos de emergencia. Galán como el mortal que era murió, pero sus ideas se mantienen inmortales en el alma y corazón de la gente que lo eligió presidente en cuerpo de Gaviria —que la embarraron terrible—, demostrando que donde le hubiesen respetado la vida Galán sería hoy por hoy un fenómeno político de esos que solo aparecen cada que el universo se acuerda de Colombia.

En el sepelio su hijo Juan Manuel le entregó las banderas del Partido Liberal a César Gaviria, quien llegó a la contienda como único candidato, ya que a los otros los habían matado y los que trataban de poder competir estaban a la sombra de Galán —incluyendo el mismo Gaviria—, lo que hizo que su llegada a la presidencia fuera "a la fija". Supongo, sobra decir, que el resto fue historia.

Ubicados ya en el 2018 encontramos que los sucesores de Luis Carlos, sus retoños, no son ni el 2% de lo que él era, no son ni el 2% de lo que él representaba y principalmente no son ni el 2% del político que él fue. Sin embargo, el día de hoy no hablaré de Juan Manuel, sino de Carlos Fernando.

Carlos Fernando dedicó gran parte de su vida al periodismo, donde ha llegado incluso a ganar premios por sus investigaciones sobre la parapolítica. Políticamente hablando Carlos fue elegido concejal de Bogotá por allá en el año 2008, siendo el concejal que más votos ha recibido en la historia del cabildo distrital, aproximadamente unos 48 mil. Además, fue entre otras cosas uno de los más fuertes opositores a Samuel Moreno.

Más adelante, en el 2014, Carlos llegó al Senado de la República por Cambio Radical —mismo que le dio aval en el Concejo—, donde llegó a ser director del partido, siendo polémico por la revocación de avales de candidatos muy cuestionados por sus diversos vínculos, siendo así Carlos Fernando el lado bueno del partido con mayor prontuario de Colombia, dejando así Carlos Fernando de ser un Galán.

Carlos Fernando, el mismo hijo de Luis Carlos quien se ganó la presidencia —en cuerpo de Gaviria— y el amor del pueblo hablando sobre la persecución a la corrupción, al clientelismo y todos esos cánceres, se alió con ellos traicionando el legado de su padre. Carlos Fernando respaldó al actual alcalde Enrique Peñalosa, de un modo u otro respaldó el detrimento patrimonial con el tema del metro, apoyó algunas iniciativas que a la fecha se encuentra en lupa y cuestionada por los entes fiscales, entre otros.

Ahora bien, el nombre de Carlos Fernando debe ser puesto junto con el de Enrique, no se debe olvidar ello, ya que en estos meses que suena fuerte su candidatura a la alcaldía quiere jugar el papel de bueno, de impoluto e inclusive empieza a criticar a la administración y desconoce su participación. De hecho, no demora en estos días en sacar la imagen de su padre para sumar votos, en mostrarse como la renovación, la imagen fresca y libre de pecado a elegir.

Luis Carlos, donde quiera que estés baja y dale las nalgadas que no le diste en vida , no dejes que Carlos Fernando manche más tu apellido.

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