Con cuatro nuevos testigos presentados en la audiencia del juicio que se sigue por la muerte del joven Luis Andrés Colmenares Escobar, ocurrida en hechos confusos la noche del 31 de octubre del 2010, la Defensa quiso demostrar, una vez más, que la causa de su muerte fue un accidente y no un homicidio como afirma la Fiscalía. No obstante, los testimonios presentados lejos de ayudar a resolver la situación jurídica de las acusadas Jessi Quintero y Laura Moreno, plantean nuevos interrogantes.
La argumentación científica y jurídica aportada por los peritos citados, además de ser insuficiente y confusa, resultó contraproducente para los intereses de la Defensa.
La perito Yocasta Brugal, presentada como “una experimentada patóloga anatómica y subespecialista forense oriunda de República Dominicana, formada en Barcelona, España y con una carrera de más de cuatro décadas en Puerto Rico,” afirmó que la causa del deceso fue “asfixia por aspiración y la manera de muerte accidental” a causa de una caída de altura y arrastre del cuerpo por la corriente de agua del Caño El Virrey. Sin embargo, más allá de que esta misma tesis fue rebatida en el pasado con sólidos argumentos por dos destacados patólogos colombianos, entre ellos, el médico forense Máximo Alberto Duque, ex director del Instituto Nacional de Medicina Legal, y por el Tribunal Superior de Bogotá, que en el 2014, señaló que al joven “lo mataron de una fuerte golpiza”, la Fiscalía General cuestionó que la antropóloga declarara bajo juramento contar con una certificación de estudio forense que no aportó al peritaje del caso Colmenares. De no ser cierta la existencia de este documento, la experta habría incurrido en el delito de falsedad. La Fiscalía también la cuestionó por presentar certificados fotocopiados y no en su formato original y, además, en idioma extranjero (inglés).
La segunda testigo fue la toxicóloga Teresa Pérez Hernández, quien sostuvo que “Colmenares hizo una mezcla de alcohol y cafeína, que podría haber alterado su sistema nervioso y su comportamiento.” La Fiscalía pidió a la testigo limitarse a responder las preguntas que se le formulaban y no incluir observaciones de comportamiento en sus declaraciones, puesto que estas carecían de soporte profesional por cuanto ella no es psiquiatra, psicóloga ni médico forense, sino química farmacéutica, como reconoció la misma testigo.
La Fiscalía también puso en tela de juicio la idoneidad de la versión dada por el radiólogo maxilofacial Germán Aguilar Méndez, por cuanto para emitir su concepto sólo se apoyó en cuatro radiografías, de las cuales tres eran de muy baja calidad, como lo reconoció el testigo durante la audiencia. En el informe presentado, el odontólogo sostuvo que la muerte de Luis Andrés Colmenares se produjo por una caída que le ocasionó una fractura principal, que derivó en varias fracturas más. Cuando se le pidió aclarar la fractura que presentaba del paladar, respondió que no tenía ninguna respuesta, argumentando que no le correspondió dar informe alguno sobre este hallazgo. También testificó no haber realizado nunca radiología en personas muertas y carecer de estudio alguno que lo acredite como médico, patólogo o forense.
El cuarto testigo fue el ingeniero mecánico Carlos Alberto Herrera, quien en el contrainterrogatorio de la Fiscalía reconoció haber basado su estudio en planos del canal hechos en 1957. Cuando se le preguntó si poseía estudios que lo acreditasen como ingeniero hidráulico u otros relacionados con hidrología y fenómenos pluviales, su respuesta fue negativa. También admitió no haber realizado nunca un trabajo de perito en un proceso penal, pero su mayor osadía, que además causó hilaridad entre el público, fue cuando afirmó tajantemente que “todos los cuerpos son iguales”. ¿Es decir que el del Dr. Granados es igual al cuerpo de Luis Andrés…?
Pero el hecho más perturbador durante la audiencia fue la abrupta orden de la jueza de expulsar a Luis Colmenares del recinto, quien cuestionó la idoneidad de los testigos. “No son personas objetivas; cómo puede ser posible que profesionales se presten para este tipo de cosas a cambio de dinero”, sostuvo. Si bien la jueza aceptó las disculpas presentadas por Colmenares por sus vehementes muestras de indignación, y dijo entender cómo se siente un padre en una situación semejante, optó por continuar con la diligencia sin su presencia.
El juicio oral continuará en las próximas semanas, para lo cual la defensa prepara 23 testigos mientras que la Fiscalía, con otros testimonios y pruebas científicas, insistirá en demostrar que Luis Andrés Colmenares fue asesinado. Cabe agregar que la Fiscalía también avanza en un proceso paralelo dentro del caso, relacionado con una grabación en la que al parecer el señor Jorge Moreno, padre una de las implicadas, hace graves afirmaciones sobre la muerte del estudiante.
En próximas audiencias, programadas para el 25, 26 y 27 de abril, se espera la verdad sobre los tres “falsos testigos”, con cuyos testimonios se pretendió envenenar el proceso. La justicia debe investigar quién los contrató y les pagó para que se prestaran a semejante fraude. Igualmente deben ser aclarados los móviles del extraño robo ocurrido en la casa de la familia Colmenares en abril de 2014, dónde pese a encontrarse dinero y joyas, solo les fueron hurtadas computadoras y tabletas.
Desde la muerte del joven Luis Andrés Colmenares Escobar han transcurrido cinco años y medio de investigaciones pero aún son varios los interrogantes que siguen sin ser resueltos, las anomalías sin ser aclaradas y muchas las dudas que se tejen sobre la transparencia del proceso y la idoneidad ética de los funcionarios responsables de impartir justicia.