Hasta dónde ha llegado la pobreza mental y política de los mal llamados opositores al gobierno del cambio, que quieren ganarse en los estadios lo que no les fue posible en las urnas.
Como todos sabemos, el pueblo colombiano eligió democráticamente a GUSTAVO PETRO URREGO como presidente, cuyo plan de gobierno es propiciar cambios a través de reformas que benefician a la inmensa mayoría de los pobres en Colombia, a las cuales se les niega su respectiva aprobación. Si a esto le llamamos oposición, debe hacerse con fundamento, seriedad y principios políticos éticos. ¿Cómo es posible que algunos senadores de la República y expresidentes estén incitando a los hinchas a la violencia en los estadios de fútbol? Van a dañar lo que los alcaldes de las principales ciudades, dirigentes de equipos, periodistas deportivos y las barras de los respectivos equipos han pacificado en los estadios.
Lo que estos politiqueros mediocres buscan es ya no enfrentar a los hinchas del Junior con los del Nacional, sino enfrentar a petristas con uribistas en un partido de fútbol.
Cuando la hija del presidente va al Metropolitano, pero se encuentra entre vándalos
Es inconcebible que un supuesto senador como Polo Polo llame a la afición para que en cada partido de la selección Colombia los asistentes al estadio griten "fuera Petro". Es lo más estúpido que he podido ver. Señores senadores, por favor, más sensatez con el pueblo colombiano. Lo más sugerido es: cumplir con el mandato constitucional y ejercer sus funciones para lo cual fueron elegidos. Aprobar las reformas con sus respectivas modificaciones para beneficiar al pueblo.
En segundo lugar, preparen un plan político con propuestas que sean coherentes con las necesidades de este país y se debatan en las plazas públicas al escrutinio de la ciudadanía.
Para finalizar, el señor GUSTAVO PETRO URREGO debe llamar al presidente de La División Mayor del Fútbol Colombiano y a Ramón Jesurum, presidente de la Federación del Fútbol Colombiano, para que tomen los correctivos necesarios y hagan un pronunciamiento ante esta situación que podría en un futuro degenerar en violencia.
Recordemos que el tiempo no perdona lo que a tiempo no se hace.