Esta semana iniciamos la segunda etapa de cuarentena en Bogotá. La alcaldesa Claudia López, estableció un simulacro de aislamiento del 20 al 23 de marzo, este tuvo varias acciones por parte de la comunidad bogotana y no del todo positiva, teniendo en cuenta que la mayoría ha aprovechado para salir de la ciudad y habitar lugares turísticos. Al terminar el simulacro de aislamiento, el presidente de la República Iván Duque anunció que a partir del 25 de marzo inicia la cuarentena por 19 días para contener la epidemia del Covid 19. El pasado lunes 6 de abril, el presidente de la República informó que la cuarentena que terminaba el 13 de abril se extiende hasta el 26 del mismo mes. Sin embargo, recientemente se fijó como fecha tentativa para finalizar la cuarentena el 11 de mayo.
Como se mencionó al principio, esta semana continuamos con el aislamiento preventivo en todas las ciudades y rincones del país. A la fecha existen 35 excepciones para poder salir de casa; entre esas, están las personas de la tercera edad que necesiten asistir a un establecimiento médico; causa de fuerza mayor o caso fortuito; personas que trabajan en labores de producción o abastecimiento; ciudadanos que laboren en entidades médicas, entre otros. Andrea es una joven de 22 años, actualmente se encuentra trabajando en un call center y como la mayoría de los bogotanos está laborando desde casa. Los primeros días de cuarentena fueron de aprendizaje para entender lo que próximamente sería las siguientes semanas sin poder salir de casa, tratando de controlar el estrés que produce el trabajo, la situación actual del Covid-19 y los problemas personales que por lo general cada persona tiene.
Esta situación que actualmente sucede en el país y el mundo es algo que perjudica a infinidad de personas en diferentes aspectos, la más común es la parte económica; luego despliega diferentes acontecimientos como la alimentación, falta de trabajo, preocupaciones, riesgos de contagio y la salud mental. Este último es el más importante para Andrea, desde agosto del año pasado ella es diagnosticada con un trastorno de bipolaridad tipo II, esta enfermedad mental causa cambios extremos en el estado de ánimo, en este caso se habla de la manía o hipomanía como lo describe Andrea, como la excesiva felicidad, ese momento de hiperactividad, de bromas de sentimientos y sensaciones felices; pero, por otro lado está la depresión, como lo menciona ella, es la emoción que más presenta en el día a día.
El miedo es un constante sentimiento que te lleva a estar intranquilo y a experimentar emociones inexplicables, es por eso que Andrea más que tenerle miedo al virus le tiene respeto a su depresión. Aun así, una de las preocupaciones más grandes para ella es tener que pasar por una crisis de ansiedad durante este tiempo; los primeros días tuvo que dejar de ver noticias, la alta tasa de contagiados le provoca momentos de estrés y ansiedad en los cuales el insomnio es uno de los primeros síntomas de alerta para identificar que las cosas no van nada bien.
Así mismo, el trabajo y el encierro es un detonante de alto riesgo para que sus emociones estallen, es por eso que cuando llegan estas crisis debe tomar medicamentos muy fuertes en la dosis más alta para dormir o para dejar de sentirse mal, lo malo de consumir esto es que el efecto es momentáneo, estas sensaciones que alteran la mente y el cuerpo se van poco a poco pero en ese proceso se le duermen las manos, tiene náuseas, se le duerme la lengua y entra en un trance donde no sabe cómo reaccionar, se queda dormida al rato o en ocasiones se queda despierta, pero siendo una persona completamente diferente.
Estos medicamentos son tan fuertes que pareciera que estuviera dopada, no le salen las palabras, se queda viendo puntos fijos, es imposible poder pensar o tratar de expresar lo que siente. Intenta llorar, pero no puede.
“Por lo general una persona que sufre de este tipo de trastornos no puede ver cosas malas ni nada de eso, porque tiende a deprimirse, yo en este momento veo las noticias necesarias para el cuidado, pero no trato de verlas mucho teniendo en cuenta que afecta bastante y genera que uno piense cosas malas e intente de pronto a pensar en otras cosas y no encontrar otra salida”, relata la protagonista de esta historia.
Para finalizar, considero que es conveniente precisar que cada persona que sufre este tipo de trastornos o enfermedades mentales viven su proceso de aislamiento de manera diferente y como familiares o ciudadanos debemos saber que hacer en esos momentos de crisis o ansiedad de estas personas. Para Andrea, tener que pasar estas situaciones en las cuatro paredes de su habitación es más complicado que para personas que no tienen este diagnóstico; sentirse ahogada, frustrada, tan triste a tal punto de llorar por un día entero sin parar, son una de las situaciones a las que se tiene que adaptar en estos momentos de coronavirus.
Ella menciona que, aunque esto no es nada fácil trata de tener fe día a día y espera que durante esa jornada no pase nada que la haga sentir mal ni tener la necesidad de medicarse, todo es cuestión de aprendizaje y adaptación constante. Según lo expuesto durante todo el escrito, nos podría ayudar a pensar y entender un poco las realidades que vive cada persona en su hogar, no todas son iguales y cada uno vive esta situación como puede; sin embargo, todos buscamos que este instante pase lo más rápido posible y sin tantas consecuencias; todo está en nuestras manos, poco a poco con nuestra responsabilidad podemos hacer que este proceso culmine y podamos retomar nuestras actividades habituales. Por ayudar a mi familia, médicos, amigos y todas las personas; es por eso que yo decido quedarme en casa.
