Cuenta la leyenda que un día Egan Bernal, ad portas de ganar el Giro de Italia, vivió un momento de crisis. Era la etapa 17 y el británico Simon Yates lo dejaba tirado en un premio de montaña de primera categoría, a solo 3 kilómetros de la meta.
La maglia rosa estaba en peligro, Egan pedaleaba con el pundonor y hasta con la última gota de aire que le quedaba en su vida. Sabía que de alguna manera había que perder el menor tiempo posible porque a Yates no lo paraba nadie.
A su lado iba Dani Martínez, su compatriota y coequipero, quien no podía ocultar su preocupación. Por eso lo animaba eufórico. La televisión y los comentaristas describían el emocionante y difícil momento no apto para cardíacos. Egan la pasaba mal, mientras que a los aficionados se nos hacía un nudo en la garganta.
También, cuenta la leyenda que un gran fotorreportero inmortalizó el instante en el que Dani alentaba a su líder. ¡Vamos Egan! ¡Vamos, que falta poco! Quizás algo así era lo que le gritaba.
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Sin duda alguna que estamos frente a una imagen icónica —como aquella de Lucho Herrera pedaleando con el rostro ensangrentado— no solo para el ciclismo colombiano, sino para el ciclismo mundial. Esta foto ganará premios e indudablemente se perfila como la foto del Giro.
He aquí el invisible protagonista de esta histórica fotografía: su majestad Luca Bettini. @lucabettini87