Los juegos de azar son medios rentísticos que se explotan de manera directa e indirecta por autorización y concesión de la nación, los departamentos, distritos y municipios, cuyos ingresos se destinan para la atención en la salud pública.
Los juegos y las oportunidades ofertadas en los premios estimulan a los interesados, que buscan golpes de suerte, cazando al azar, en expectativas y esperanzas, ideadas con fe e ilusiones, de sueño despierto, que caracterizan las perspectivas de los juegos en diversas modalidades y combinaciones, implementada por los gestores, promotores y operadores, de juego en sorteos masivos.
Los juegos de azar comenzaron a embrionarse en el siglo XVIII en los términos de transacción de comercio del trueque por el de dineros circulantes. La rifa fue el primer formato en el negocio de juego de azar, apuntadas en planillas con números consecutivos en un valor estipulado, sobres las ventas ofertadas, con premio en especie. El auge popular de las rifas, con premios en especies, se fueron transformando y jugando en poblaciones, veredas, comunidades, rurales y cabecera urbanísticas; cuyo resultado de rentabilidad sin controles de autoridades competentes, apetecían a quienes las ofrecían y correspondían, con la entrega de los premios de manera consensual y bajo la responsabilidad de la buena fe. Mas adelante dieron lugar a la reglamentación municipal, cobrando un valor, por la autenticación o sello, que debía cancelar en la tesorería de las administraciones municipales, para acreditar la validez del juego. Vender las boletas sin el sello, se consideraba falsas o piratas, constituían infracción policiva sancionable con multas consecutiva y los retiros o decomisos de boletas de manera graduales.
La demanda adquisitiva de las rifas formales e informales originaron las loterías, asignando el monopolio del citado juego a los departamentos federales de Colombia, en lo año 1880, para explotarlos como fuente rentística, al igual que las producciones de alcohol, licores, cerveza, vino y aperitivo. Las loterías promocionan los premios en dinero constituyéndose en bon económicos, por las opciones múltiples, para coronar los premios, en el anhelo de una futura riqueza.
Todos los departamentos creados antes del año 68, implementaron los juegos de la lotería, cuya gerencia eran influenciadas en los repartos burocráticos políticos, por la solvencia económica que arrojaban, con ganancias netas no inferior al 30% de las ventas; superaban en aquel entonces el 70% de los billetes comercializados, generándoles grandes beneficios destinado a la salud. El alto índice de venta comenzó a decaer, por las trampas y corrupciones, que desacreditaron el juego de la lotería, hasta lanzarla al estrellato, cuyas ventas ínfimas, no alcanzaban a cubrir los costos operativos, meno para pagar los premios. Los 7 departamentos de la Costa Atlántica finiquitaron las loterías. Sólo 14 departamentos aún conservan Los juegos de loterías.
La lotería que batió récord en Colombia, con ventas superiores al 95%, fue la Nueva Millonaria, apoyada por los antiguos territorios nacionales, departamentalizados a partir de la Constitución de 1991. La referenciada lotería, que jugaba semanalmente, se englobó y elevó tan alto, que terminó explotando y expandiéndose, en el aire, desapareciendo por completo, cuando invadió el mercado, incrementando la multiplicación de las series, hasta llegar a su final.
El juego del chance nació pegado de las ruedas de las loterías, en principio informal y posteriormente, como un subproducto de la lotería, bajo vigilancia y control de éstas, asignada en concesiones a personas naturales y jurídicas, produciéndole rentabilidad para la salud a los departamentos. Comenzaron jugando con la tres últimas cifras de las loterías nacionales, pagando quinientas veces, el valor aportado. Las gerencias de las loterías, autorizaban la explotación a quienes las solicitaran y cumplieran, requisito mínimos, al igual que las aperturas de agencias, para las ventas de billetes por sorteos, después de haberse aprobado por el gobierno de Belisario Betancourt. Hoy en día, el juego del chance o apuestas permanentes; ampliaron sus planes de premios, jugando con cuatros o mas cifras, con premios equivalentes a 4, 20 y 40 mil veces; el valor apostatado; estimulando las ventas e implementando, sus propios sorteos diferentes de los juegos con loterías.
El Baloto es un juego en línea que se inició en Colombia, hace 16 años, con acumulación del premio mayor, que permite a los apostadores, tener oportunidad la opción de ganar altas sumas de dineros, con la compra de cantidades de boletos, en juegos bisemanales. El Baloto a diferencia de las loterías y el chances no generan ingresos directos a los departamentos para la salud. Los pagos de transferencia los recibe la nación.
Las competencias entre los juegos, son palpables con algunos resultados, dicientes y tramposos; manipulados por los operadores en manejos dudosos, nada transparentes, que poco ha interesados, para quienes se habitúan, a los juegos como hobbies en procuras de riqueza.
Los juegos del “chance” hijos sustitutos de las loterías, es el monopolio que fortalece los ingresos de salud a los departamentos y de hechos, para la atención de los habitantes municipales; a través de las concesiones que suscriben con empresas particulares que comercializan los juegos en las jurisdicciones municipales adjudicadas, por licitaciones para la explotación del monopolio. Con excepción del departamento de La Guajira, los demás departamentos adjudican el monopolio de los juegos de Chance, por términos a una determinada a una sola sociedad o consorcio.
A los operadores les ha surgido competencia de juegos piratas, disfrazadas de rifas, que no gozan de ningún amparo legal y se constituyen como una práctica delictiva, que compromete una cadena de distribuidores y vendedores, que pueden recibir penalidades carcelarias domiciliarias y multas pecuniarias; sobre todo ahora que entra en vigencia el nuevo Código de Policía, para responsable y coautores; por motivos de estafas y comercializaciones de juegos ilegales; causando daños y perjuicios, a los inocentes, ignorantes y desprevenidos jugadores; que acceden a las trampas, de ofertas ilícitas, similares a las captaciones de dineros a través de pirámides. Es una tontería cazar y apostar, en rifas piratas, porque, aun cuando algunas veces paguen, el jugador estaría desamparados y desprotegidos de la estafa. La conducta es comparable con la compra de un producto robado o carente de garantía de calidad.