Daniel Uyazán es un rolo apasionado por la moda y los zapatos, diseñador industrial de la Universidad Autónoma de Colombia y tecnólogo en diseño de calzado y marroquinería del SENA. Cada vez que habla, una claridad y certeza en lo que hace inunda su discurso. No es penoso, por el contrario, es un hombre extrovertido y no le cuesta en absoluto hablar de lo orgulloso que se siente de sí mismo y de Zandan, una marca de diseño y moda que transgrede y, al mismo tiempo, observa y participa detalladamente con una de las comunidades más importantes del país: la LGBTIQ+.
Hace 3 años, cuando nació la marca, Daniel supo que su producción estaría enfocada a este público en particular, pero para él no servía de nada hablar de luchas cuando se excluía a otros y en este caso eran las personas heterosexuales. De las cosas más fascinantes de Daniel es su frescura para decir las cosas, discutíamos de la importancia de no marginalizar como se ha marginalizado a la comunidad misma, por eso es que la marca es buscada por todo tipo de público y pueden comprar los zapatos o también las carteras que manejan con cueros especiales y seleccionados por él mismo. Este diseñador supo que estaba haciendo algo bien cuando las puertas se le fueron abriendo solas. El SENA lo empujó a emprender y el objetivo que tenía desde que había empezado su carrera profesional, se consolidó.
Le fascinan las cosas complejas, por eso es que el diseño de zapatos lo atrapó inmediatamente: construir una identidad desde la moda, sobre todo la especializada en zapatos, es todo un reto, pero Zandan es coqueto, elegante, atrevido e indiscreto, no le tiene miedo a tomar riesgos. En estos zapatos caminan las personas que hacen drag y las mujeres trans, para que la comodidad sea lo primero que sientan –ninguna marca construía los zapatos pensando en los tamaños y tallas reales para hacer este performance– pero también los caminan gays, lesbianas, bisexuales, transgénero y heterosexuales. El emprendimiento joven invita, da apertura y combina verdadera diversidad.