En los zapatos de un macondiano bananero: un cuento chuzado

En los zapatos de un macondiano bananero: un cuento chuzado

"El cuento se da en un país bananero ficticio, de cuyo nombre no quiero acordarme, porque en realidad todavía no sé qué nombre inventarme para ese país ficticio"

Por: Ivan Coello Ángel
junio 14, 2017
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En los zapatos de un macondiano bananero: un cuento chuzado
Foto: Sputnik Mundo

A Ricardo Martinelli, expresidente de Panamá, lo arrestan en Estados Unidos por la acción criminal de haber chuzado a sus opositores. Al ficticio expresidente, el presidente Riñón de mi cuento, nunca lo juzgarán por este mismo delito, gracias a su inmunidad otorgada por la Constitución de su Banana Republic. El mundo al revés y al derecho.

Lo que les cuento es un novelón que no es verdad, porque no lo he visto, solo me lo imagino y hace parte de una mini telenovela de un capítulo que estoy escribiendo para La Nota Ciudadana de Las 2 Orillas. A los inicios de esta novela decidí ponerle un poco del culto lenguaje cantinflesco de Cantínflas. Es un cuento que me estoy inventando, y ya me inventé un personaje, al que vamos a nombrar como el presidente expresidente Riñón, un apellido que no precisamente estudian los urólogos, a los que les encanta saber cómo va el escatológico sistema urinario de las personas. El cuento se da en un país bananero ficticio, de cuyo nombre no quiero acordarme, porque en realidad todavía no sé qué nombre inventarme para ese país ficticio.

Entonces me puse en los zapatos de Cantinflas que a la vez se ponía en los zapatos del Presidente Riñon, como chuzando telefónicamente el alma del exmandatario que todavía se cree presidente, porque le siguen diciendo presidente, siendo un expresidente. —Órale mis cuates—, diría Cantinflas. —No que no—, fue la última campaña de mi expresi, caracterizado por su voz de rebuzno que imitan algunos de sus seguidores cuando sienten en sus corazones como una religión la sagrada devoción a la figura sacrosanta de su expresi, presidente por siempre en sus corazones. No puedo negar que eso es verdadero amor. Dios mío, qué cantinfleada me estoy escribiendo. Y ojo, que no me la fumé verde, porque soy requete zanahorio y detesto cualquier tipo de humo psicotrópico en mi hábitat de animal creativo. Y como diría el Maestro Cantinflas, espero que me entiendan mis cuates lectores y los futuros cuates electores.

Me imagino al expresidente Riñón, con voz de rebuzno diciéndole a un asesor, al que nunca escucha, porque le dice siempre, -aprende de mí marica que soy todo un genio de la política-, y lo dice con reiterada voz rebuznante porque trabajar, trabajar y trabajar, es algo que dignamente hace un burro, y como les dije de manera cantinfleada, ¿en dónde me quedé?...; ah ya…, me imagino, ahora sí,  al expresi genio de la política, diciéndole a su asesor:

—Amiguito, lo que pasó con el presidente Martinelli, quien gobernó la hermanita república de Panamá, no aplica para nada para la ley de mi patria, para la que para mí, no me puede parar, aunque yo haya perdonado a los paras, con los que firmé la paz.

—¿Paramédicos?, presidente.

—Siguiente pregunta, responde Riñón, —y no preguntes estupideces marica, que el que pregunta soy yo. ¿Alguna otra inquietud? En fin, necesito enseñarte este arte de la política, porque como todo Batman, yo también debo tener un discípulo como Robín, y yo no voy a permitir, si no te portas bien conmigo, una idea diferente a la mía, pues ya a algunos les he dado en cara, marica. Yo no soy ningún ilegal, acá las leyes me protegen, porque yo amo a mi patria, y todo lo que hago por ella es para protegerla-. (Casi llora de la emoción con la mano en el corazón, como ocurre en las telenovelas mexicanas). -Porque aunque me acusen injustamente de chuzar los telefonitos y de hackear las computa putadorcitas, la ley me protege porque como ex presidente presidente que sigo siendo yo. Hice cosas buenas, y la ley y la Constitución me protegen. Así que…-. Mis cuentos tienen fondo musical y escuchaba aquella famosa frase cantada de la rachera que dice: “Pero sigo siendo el reyyyy. Papapam para papapam, pam pum”.

En esas, el expresi ve una columna mía, con otro novelón mexicano, en la que me atrevo a decir como hipótesis que el parecido físico de Maduro, el presidente de Venezuela que silba locamente como pajarito cuando ve a Chávez en cualquier canarito, con Sadam Husein. Este parecido no es pura coincidencia, y como sucede en las novelas mexicanas y venezolanas, quién sabe si a lo mejor es el verdadero hijo perdido del sanguinario ex dictador iraquí. Hijo de tigre sale pintado. Al expresidente Riñón le gustó mi artículo y le dijo a su asesor: —algo de bueno debe tener este vil columnista, que en el fondo tiene su corazoncito—. Recordaba yo, que si en las telenovelas mexicanas los protagonistas resultan hijos de otros, en las telenovelas venezolanas esta situación empeora, porque ya se han dado casos de la vida real. (Les recuerdo que este escrito es un cuento chino, porque a lo mejor Maduro sí es colombiano, como dicen las buenas y las malas lenguas, lo que sería una vergüenza para la nación cafetera). Pero ahí les dejo la duda, jejeje. Siembra mentiras y crecerán las plantas carnívoras de la especie de las supuestas verdades que se adueñan de las mentes a través de la internet.

Esto que digo no es verdad. Solo me estoy inventado un personaje como el que Woody Allen invento en su película Banana Republic. —Coordenadas maestro para salvar heroicamente a la patria—, heroica frase que  habría recordado el asesor del ex al ex, cuando éste le llevó esos numeritos al ex, esos numeritos que señalan latitudes y longitudes para localizar algo que ni las GPS podrían detectar, cuando unos subversivos que negociaban la paz de su país iban a ser trasladados por ONU o la Cruz Roja, para transar el cese de una guerra interna que la Banana Republic sufría en esa horrible noche que había que cesar. Sobre si era la Cruz Roja o la ONU, quienes fueron los que iban a trasladarlos a un sitio de negociación de paz para la guerra, estoy por definirlo en la novela. Lo que sí, al ponerle un poquito de acción a lo Steven Seagal, dejó entrever en este cuento, que otro bando de la guerra al enterarse de las coordenadas, podría haber llegado a entorpecer violentamente este traslado, todo por culpa del jueguito del pajarito de Twitter, cuando el ex Pre Riñón publicó unas coordenadas secretas que solo se podían obtener hackeando, espiando o chuzando. Él ya era expresidente cuando publicó públicamente al público estas coordenadas. En realidad solo una mente obsesivamente enferma hace esto. Claro que poniéndome en sus zapatos, podría yo decir, siendo él que no lo hizo con mala intención. Esto lo digo poniéndome en sus zapatos, ya que él se puso en mis zapatos cuando leyó mi artículo en el que hablo del enorme parecido de su enemigo Maduro con Sadam Huseín.

Efectivamente, el ex publicó en sus redes sociales las secretas coordenadas, obtenidas de alguna manera no santa, y que pusieron en riesgo una misión de paz, en la que funcionarios con intenciones humanitarias estaban cumpliendo con su tarea.

En el pasado, el expresi ya había hackeado y chuzado celulares y esos teléfonos anticuados que todavía tienen cuerda o cables, como los que chuzó Nixon en los años 70. Chuzaron computadoras, también, y cuentas de Internet de jueces, magistrados, opositores, periodistas, políticos, y de todo el que pudiera acusar u oponerse a su sacrosanto e infalible gobierno.

En la época en que Riñón era presidente, estaba yo de visita en un teatro de la capital de la Banana Republic, hablando de teatro con la teatrera directora, dueña de la sala. Cuando necesité de un teléfono fijo para no gastar celular, la directora me dijo: —a tu propio riesgo, llama desde este fijo—, un bello teléfono de los de antes, que ella tenía como un altar en el escritorio.

Yo le pregunté por qué un altar al Santo Teléfono. Ella me contestó: —es porque ese teléfono es glorioso y es todo un símbolo, porque está chuzado, y es sagrado por eso, porque si me chuzan, es porque soy importante—. En una investigación, ya habían señalado que entre los teléfonos chuzados, que el ex presi durante su presidencia intervino, estaba esta pieza de museo, fácil de intervenir. Se me pasó por la cabeza llamar a mi ex novia, novia en aquel momento y tener con ella una conversación no santa y picante, para que me grabaran estos émulos del presidente Putin, que fue agente de la KGB, una especie de James Bond chuzador, con acento ruso que ahora es todo un showman como mandatario. Recuerdo a los lectores de Las 2 Orillas que desde que Putin es presidente, su nombre y derivados dejaron de ser malas palabras. Por lo tanto, ser hijo o hija de Putin en Rusia no es malo, sino todo un honor. Hablo en serio (como me gustaría que Cantinflas viviera todavía para haber hablado con propiedad lo que significa ser un hijo de Putin, sin que esto sea un insulto).

Volviendo al tema del anticuado teléfono de la actriz, la noticia que de que estaba chuzado había salido en medios de comunicación, y la pobre y pacifista directora de teatro había sido víctima de estas chuzadas… Claro que ella se divertía mucho hablando por ese teléfono cosas que de verdad no me atrevo a mencionar y que son muy picantemente teatrales. Me atreví a hablar por el aparato, para reportarme con mi entonces bella novia, ahora ex novia, de la que ahora no puedo decir que es mi novia, a diferencia de lo  ocurre con los ex presidentes a los que les seguimos diciendo presidentes. Si hoy si llego a mencionar a mi ex novia como mi novia, su actual marido me rompe la cara. Efectivamente, la voz por ese teléfono intervenido se me convertía en un eco co co co… Cacareaba mi voz, como la de un gallo que pone tres huevitos, aquél gallo que se inventó un ex presidente en su imaginación, y que cuando logró tremenda monstruosidad de la genética de poner huevitos siendo ubérrimo macho, dejó podrir los huevitos que no han sido todavía depositados en la basura, porque el ex presidente todavía los muestra como sus grandes logros por la patria. El eco era el efecto que me demostraba que todavía estaba intervenido el prehistórico teléfono. Mi ex novia, novia en aquel momento, me pregunta: ¿en qué cueva te has metido? Después de unos años me enteré a través de un amigo ex agente de inteligencia, que habían ordenado una investigación arqueológica para encontrar cuevas y huacas precolombinas en el subsuelo del teatro, por una supuesta llamada de alguien, que en clave, se refería a su interlocutora como mi conejita, a lo que la susodicha mujer le habría contestado: ¿en qué cueva te has metido? Los supuestos arqueólogos, que eran ni más ni menos que agentes del gobierno, terminaron muy enfermos, pues se encontraron en las excavaciones con una parte del alcantarillado de la ciudad en donde sus aguas pútridas estaban estancadas desde hace 80 años, y todo por culpa de una chuzada que ellos no supieron interpretar bien. En el expediente aparece una mujer a la que nombran “Alias Conejita”.

En fin, Martinelli fue detenido en el capitalista país más poderoso del mundo, gobernado por un extremista antiinmigrante, que se dice de derecha y que tiene como apellido extranjero migrante una palabra que recuerda a una trompeta desafinada cada vez que grita que hay que construir muros contra los latinos. A Martinelli lo van a extraditar a Panamá por haber chuzado, cuando era presidente, conversaciones telefónicas de sus opositores, y quien sabe qué otras cosas más de las que se puedan chuzar (me refiero a los pensamientos telepáticos). Lanzo la hipótesis de que también hubiera sido efectivo para él contratar brujas y videntes para que chucen e intercepten los pensamientos de los opositores. Recordemos que Panamá fue de Colombia y si estas cosas pasan también en Colombia, en su nación hija también pueden ocurrir estos hechos extraños y paranormales. Martinelli va preso por delitos por los que nunca detendrán al ex presidente de la República Banana de mi cuento. El expresidente Nixon, perdió su poder por lo mismo. Renunció cuando el discreto agente William Mark Felt, director asociado del FBI, cuyo nombre secreto clave era Garganta Profunda, se reunió con Bob Woodward y Carl Bernstein,  periodistas del Washington Post, y les entregó la información de que el Presidente Nixon había chuzado a los políticos opositores que se hospedaban en el lujoso hotel Watergate, durante su campaña de reelección. Por cierto, en aquella época yo nunca hubiera llevado a una novia mía a un sitio así…, pues estaría siendo espiado morbosamente por el mismísimo presidente de los  Estados Unidos. Estoy hablando del entonces mandatario del mundo chorreado por el Watergate: Richard Nixon.

Volviendo al tema de mi cantinflesco novelón, ¿de dónde sacó las coordenadas el expresidente del cuento mío, que defiende a un candidato presidencial de su partido que también habría tenido hackers chuzadores durante su campaña? En la república bananera del cuento, los expresidentes que delinquen son protegidos por la ley, solo por haber sido ungidos sacrosantamente intocables con la banda presidencial que los inmuniza, de por vida, de todo juicio. Seamos presidentes para volver legal lo ilegal, solo porque solamente el presidente tiene licencia para delinquir en algunas cositas y no ser perseguido, porque la ley prohíbe juzgarlo por cualquier cosa, cuando ya es un simple ex presidente, ciudadano común y silvestre. Qué buena vida la que tienen los expresidentes de la Banana Republic de mi novela.

Moraleja: Esto es un cuento de ficción. Es mentira mía, para crear una historia, que puede tener cualquier parecido que coincidir con la realidad. Como les cuento, ya se han dado casos como los de las telenovelas venezolanas y mexicanas, en los que los protagonistas pobres de la historia descubren que sus verdaderos padres son los millonarios del cuento y no los que en la pobreza los criaron. Pero recalco, como sucede en algunas novelas biográficas de aquellas que se pasan en la televisión, los nombres a veces se cambian, pero en mi novela solo Martinelli, Maduro, Chávez, el pajarito al que le silba Maduro, Nixon, Trump, Woody Allen, Woodward, Bernstein y Putin son los únicos personajes reales, pues como parte de la trama, también hay que mostrar la realidad mundial y de estos tiempos, para darnos cuenta que de este mundo está al revés, lo que hace de mi novela una trama de ficción en la que lo inverosímil puede ser tan real como una cómica película de terror en la que… Ya no sé qué más escribir ustedes concluyan en sus mentes el fin de este novelón.

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