Los verdaderos vándalos niegan las causas del levantamiento popular (modelo económico y político).
Los verdaderos vándalos minimizan la problemática de los jóvenes y la reducen a un problema educativo y de empleo.
Los verdaderos vándalos se escandalizan de los destrozos materiales de las protestas, pero no se escandalizan de la impunidad de los delitos y el robo de los dineros públicos cometidos por los criminales de cuello blanco.
Los verdaderos vándalos siguen viendo fantasmas comunistas en las protestas. Y ya no solo es Cuba y Venezuela, sino que ahora es también Chile, Argentina y Rusia los que nos invaden.
Los verdaderos vándalos macartizan a los millones de colombianos de izquierdistas o mamertos, como si la mayoría del pueblo, que no es de izquierda, no pensara, actuara y se expresara espontáneamente.
Los verdaderos vándalos se toman los micrófonos y las pantallas de los medios tradicionales para desinformar y seguir con el engaño histórico que Colombia es una democracia y respeta los derechos humanos.
Los verdaderos vándalos se reparten la torta burocrática del Estado y cuanto contrato encuentran o se inventan, mientras el pueblo, representado en sus jóvenes, lucha contra las dos pestes: COVID-19 y el uribismo o la clase política.
Los verdaderos vándalos están asustados y se estan uniendo para las próximas elecciones en torno al autoritarismo de quien mejor los represente.
Mientras los verdaderos vándalos sean elegidos, no habrá ni democracia ni paz