Los verdaderos hombres no acosan

Los verdaderos hombres no acosan

"Reconocer que hay un problema muy grave es el primer paso"

Por: Dayán Rodríguez
julio 01, 2020
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Los verdaderos hombres no acosan
Foto: Pixabay

He sido víctima de acoso callejero.

Una vez en un paseo un señor de la edad de mi papá morboseó mi cuerpo, tenía quizá 12 o 13 años. Yo solo quería estar en la piscina.

De adolescente muchas veces en la calle "hombres" tocaron mi cola, mis senos y hasta mi vagina. No los conocía, eran sujetos que iban por la vía y eso pasaba mientras yo esperaba el bus o mientras caminaba para llegar a algún lado.

También he sufrido de acoso laboral, al punto en que me sentía totalmente intimidada.

Tuve que aguantar en más de una oportunidad que este "hombre" me mirara de manera morbosa y que me dijera cosas que para él eran piropos... cosas que nunca pedí oír. La tortura llegó al punto en que al no acceder a sus pretensiones me hacía llegar tarde a las reuniones con mi jefe y saboteaba mi trabajo, quería que me despidieran.

En alguna oportunidad tuve que soportar que por el hecho de salir a pasear a mis perros en shorts, en una ciudad en donde la temperatura era de 35 grados, varios "hombres" me gritaran cosas sucias que ellos querían hacer conmigo. Incluso, recibir amenazas al mandarnos a la mier** por no querer escucharlos.

Muchas veces tuve que soportar la mirada asquerosa de los conocidos de mis papás, socios, amigos, algunos familiares. Todo lo callamos con miedo y temor.

No se alcanzan a imaginar lo incómodo que es el tener que soportar todas estas cosas. Nunca lo entenderán hasta que puedan experimentarlo en persona (esperando que nunca les pase). Todo lo que aquí cuento se queda corto a lo que he vivido desde muy joven.

Es curioso porque ellos son los asquerosos pero logran hacer que sientas repudio por ti misma: te sientes sucia y experimentas ira, odio y una profunda vulnerabilidad.

Gracias a Dios nunca he tenido que experimentar un abuso mayor y no me puedo imaginar lo que siente una niña o mujer violada y sometida por una o varias personas cuando ella no ha dado su consentimiento.

Conozco "hombres" que se han aprovechado de una mujer ebria para tener sexo tomando ventaja de su estado de conciencia. Conozco "hombres" que critican a las mujeres por alzar la voz contra los abusos y nos llaman de muchas maneras para justificar su machismo. Conozco "hombres" que minimizan a su pareja, la dominan y la someten a lo que ellos quieren. Y conozco mujeres que creen que esto está bien.

Lo bueno de todo esto es que hay verdaderos hombres que nos aman y nos cuidan, que nos apoyan en esta lucha que busca igualdad y equidad, que son conscientes de la realidad de la mujer en la sociedad colombiana y que no quieren más abusos, violaciones y feminicidios. Reconocer que hay un problema muy grave es el primer paso.

Estoy segura de que muchas por no decir que todas las mujeres hemos experimentado esto que hoy describo y que todos los hombres en alguna medida han sido parte de ese sentir. No es solo violar. El acoso también daña y abre la puerta a otros demonios.

Tenemos que entender que los verdaderos hombres no acosan. Conquistan sin invadir, sin agredir y sin obligar. El romanticismo nada tiene que ver con el acoso, pues son muy diferentes.

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