Hubo una época, antes del 9 de abril de 1948 había en cada esquina de Bogotá una chichería. Los estragos que causó el Bogotazo, la reacción popular que llevó a la destrucción de la ciudad después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, acabaron para siempre con esta tradición que fue reemplazada por la cerveza. Bavaria la empresa que fundó el papá de Julio Mario Santodomingo, se encargó de hacer la peor publicidad posible a esta bebida milenaria.
En una fría mañana de noviembre caminamos por el Chorro de Quevedo, el lugar donde se hace la mejor chicha del país. Allí vimos y probamos la sabrosura espesa de la chicha de colores y hablamos con tres de estos artesanos quienes nos contaron sus secretos y nos revelaron una de sus mayores preocupaciones: los venezolanos, en su afán de atesorar un poco más de dinero, están adulterando la chicha.