¿Se podría decir que aquellos disfrazados o no de civiles que disparaban a los manifestantes fueron vándalos infiltrados en la contra manifestación pública comandada por la policía y su Esmad?
Si esto se aceptara entonces la definición que se ha venido usando y han querido vendernos de vándalo es inadecuada. ¿Y si esa definición es defectuosa en qué quedará la otra de "gente de bien”?
El asunto es de una dificultad terrible. Es tan terrible que produce temblor en las manos. Vale mostrar que mientras los vándalos supuestamente infiltrados en el paro usaban solo piedras y palos y una que otra artesanal bomba Molotov; los infiltrados en la policía y en el Esmad usaban armas de corto alcance (¿de largo, también?) y las disparaban contra los manifestantes. Hay fotos en YouTube a tutiplén.
Y existe otra pequeña gran diferencia: la Fiscalía y la Policía misma, el Ejército y hasta el Patas ha investigado y si se quiere, perseguido, a los vándalos infiltrados en el paro, hay incluso promesas de recompensa por información); pero siguen sin decir ni hostia sobre los civiles que solapados entre los escuadrones de la policía no estarían precisamente recogiendo café.
¿Serán manzanas podridas? ¿Podridas y de consumo directo?
La zorra, recuerdo, cuando no alcanzó las uvas dijo que estaban verdes, pero las manzanas podridas, ¿acaso no están maduras?
Pero hay muchas más cosas y es lo que se hace difícil de entender, siendo tan sencillo. Mientras los vándalos-paro estaban vestidos de la misma manera que los propios protagonistas y se disfrazaban hasta hacerse inconfundibles, los vándalos-Esmad, estaban vestidos de diferente manera que las tropas por lo cual eran o debían ser inconfundibles con la fuerza pública e, incluso, teniéndolos a mano y delinquiendo en sus propias barbas, pues no estaban recogiendo café, no fueron detenidos. ¿Qué clase de delitos comete una fuerza pública y sus comandantes, incluso el propio Presidente que no ordena que los capturen si es que han jurado cumplir la constitución y la ley. ¿En dónde queda el cumplimiento de las funciones del cargo de la Procuraduría? ¿Y las obligadas investigaciones de la Fiscalía? ¿Están aliados con los vándalos-Esmad?
¿Dónde recoge y denuncia pública e internacionalmente eso la muy reciente visita de la Corte Penal Internacional?
Y hay más. ¿Será que es responsabilidad de los organizadores de una movilización de masas velar por no ser infiltrada por gente vestida de la misma manera que ellos; mientras que se niega responsabilidad alguna a la fuerza pública por quienes se les infiltran vestidos de distinta manera? Incluso la palabra infiltrado necesita de una redefinición de tan complicado que pretenden volver el discurso.
Debe anotarse aquí el carácter variopinto de una manifestación de masas. La gente que acude a ella protesta por intereses diversos. Incluso los supuestos vándalos-paro podrían estar luchando por sus propios intereses sociales que los tienen confundidos. No tienen que ser unos genios que tienen que saber por qué diablos luchan: de hecho, existe una categoría social, aceptada por la Sociología científica denominada precisamente lumpen proletariado. No se conoce hasta ahora ninguna categoría científica de singular significado sociológico para el lumpen policía de civil armado. ¿Pretenden que leamos como variopinta la contramanifestación de la policía?
El asunto no es de poca monta pues si se aceptara la capacidad de la fuerza pública de incluir en sus filas, si se demuestra que en realidad eso sucede allí, civiles armados disparando contra una manifestación legal de civiles desarmados y blanco fácil, entonces la fuerza pública se estaría convirtiendo poco menos que en una fábrica socializada de producir falsos positivos en masa: a través de reformas chimbas propiciadas por el Estado se invita a la población a participar de manifestaciones y luego, a mansalva y sobreseguro, se le ataca con comandos coludidos.
No me digan que esa lectura no es posible en Colombia. Recientemente el expresidente Santos ha depuesto ante la JEP que el gobierno Uribe propició una ruptura ética al interior de las Fuerzas Armadas, siendo nada menos que su ministro de Defensa, cosa que sería corroborada por la denuncia de ocurrencia 6.402 falsos positivos.
¿Acaban aquí las necesarias dilucidaciones? No. Lamentablemente No.
Imaginemos que a los vándalos-Esmad, les estén pagando de alguna manera, legal o subrepticia. No otra cosa puede inferirse si la policía no los apresa, ni los buscan las autoridades que deberían hacerlo. Y si es así, ¿cómo se diferenciarían estos personajes adiestrados de quienes en la pasada semana en forma de comando armado, cobrando full billete, invadieron Haití y cometieron el asesinato del presidente de esa república caribeña?
Es necesario hacer la pregunta. ¿Está aceptando la policía o el Esmad, ¿el Ejército?, mercenarios dentro de sus filas? ¿Se estarán utilizando las manifestaciones como una forma de preparar, una escuela en vivo y en directo, grupos selectos de mercenarios para luego invadir otros países como Venezuela, Cuba o el propio inerme Haití? ¿Se intentará fundar una escuela de falsos positivos continental? ¿Qué papel juegan los Estados Unidos aquí en este asunto pues tampoco están diciendo ni hostia, siendo que en otros momentos álgidos han sido tan lenguaraces? Por ejemplo, Biden acaba de decir que el comunismo conforma estados fallidos a propósito de la situación de Cuba, ¿pero no se le oyó decir de democracias fallidas a propósito de Colombia?
¿Será que para Estados Unidos en Colombia son igual de H´ptas, pero son nuestros H´ptas?
Hay otros fenómenos concomitantes que son de una irregularidad pasmosa. No vayan a creer que estoy tranquilo. Esto crispa los nervios. En reciente alocución ante la ONU la vicepresidenta de Colombia retó a Cuba a que respete los derechos humanos de su propia población disturbadora. Indudablemente los hechos de Cuba no tienen el mismo alcance de lo sucedido en Colombia pero, aun aceptando que lo tenga, ¿será que la vicepresidenta lo que realmente está insinuando es que Cuba realice el mismo tratamiento que se hace en nuestro país de la fuerza pública? ¿Pretenderá la vicepresidenta que Cuba incluya mercenarios en su defensa para contrarrestar a sus propios vándalos? ¿Será que mira a Cuba como un eventual mercado para el alquiler de mercenarios colombianos contra su propia población civil? ¿Aceptarán los mercenarios colombianos, ahora supuestamente en crisis laboral, “colaborar” con el gobierno cubano si es que éste entra en barrena?
Podría haber otras complicaciones semánticas. Por ejemplo, ¿existe el mercenario institucional? Si los infiltrados vándalos-Esmad son policías vestidos de civil haciendo labores mercenarias, ¿con qué denominación de cargo se les pagarán sus servicios?