Los “bárbaros” fueron llamados así por los griegos de manera peyorativa porque, según ellos, no hablaban de manera civilizada sino por medio de “balbuceos” incomprensibles (bar-bar), como los de los niños. También equivalía a “extranjeros” que no hablaban una lengua civilizada, como el latín o el griego. Llegaron en tribus nómadas de blancos europeos y amarillos asiáticos. Los limes romanos los mantenían a raya. Se trataba de definiciones identitarias hechas por los romanos para ratificar lo propio y establecer la alteridad del “ustedes” frente al “nosotros”.
La connotación de lingüística pasó a ser peyorativa. La “barbarie” señalaba un estadio inferior en la evolución de las sociedades humanas. En el siglo XVIII el abate Henry Grégoire lanzó el término de “vandalismo” para censurar los excesos de la iconoclasia revolucionaria. Pero las palabras y conceptos evolucionan por lados menos esperados, y los bárbaros pueden llegar a ser los “propios”. ¿No ven ustedes a nuestros encapuchados, a nuestros masacradores, a nuestras barras “bravas” y algunos agentes del Estado? ¿Existen bárbaros hoy en día? ¿Son igual de bárbaros que los de su gran jefe Genserico? ¿Era Genserico en realidad tan bárbaro, comparado con sus homólogos de antes y los de hoy en día?
El de “bárbaro” un término con frecuencia utilizado con ligereza
Estudiaremos hoy los vándalos germánicos, los bárbaros considerados “más bárbaros”. ¿Lo eran tanto como los pinta la historia política, la etnografía y la religión cristiana? ¿Son asimilables en su barbarie a ciertos “vándalos” contemporáneos que hacen figura de enemigos de la democracia? ¿Ha sido injusta la historia con ellos, como lo ha sido con los colombianos? ¿Como en Cavafis, J.M. Coetzee y Ciro Guerra han “llegado los bárbaros” de nuevo cuño y qué tan comparables son con los originales? Dilucidar un poco el origen de los términos puede ayudar mucho a la comprensión de ciertos usos erróneos, abusivos o fuera de contexto.
Bárbaros de todos los tipos
Los bárbaros “amarillos” fueron muy bárbaros. Ávaros y hunos arrasaron con todo lo que encontraban. De Atila se decía que “donde pisaba su caballo, no volvía a nacer la hierba”. Los bárbaros eslavos (vendos, sármatas y alanos) también eran muy bárbaros. Los bárbaros germánicos o “magno-germanos”, no eran menos bárbaros.
Los bárbaros germánicos
Invadieron el Imperio romano (siglos III a VII d. C.), en dos grupos diferenciados: los “teutónicos” (francos, sajones, anglos, longobardos, burgundios y vándalos) y los “góticos” (visigodos, ostrogodos y suevos). Lo desestabilizaron. Huían de la Pequeña Edad del Hielo. Politeístas, de estricta estratificación social, esclavistas. Polígamos y monógamos. Tenían un derecho básico. Guerreros feroces, saqueadores. Congelado el Rin el 31 de diciembre de 406, lo atravesaron varios grupos. Algunos habían sido auxiliares del ejército romano, legionarios o colonos. Otros alcanzaron la ciudadanía romana. El Imperio “asimilaba” las costumbres y religiones bárbaras.
Vándalos y otros pueblos invaden la Galia y la Hispania
Desde finales del siglo II d.C. cimbrios, teutones y ambrones amenazaron militarmente al Imperio. Se dirigieron a la Galia y la saquearon entre 405-406. Del 409 al 466 invadieron la Hispania. Entre ellos los vándalos, señores de la guerra, que más tarde serían señores feudales.
Los vándalos elegían a sus monarcas
Los vándalos practicaban el derecho germánico. Se reunían en asamblea de hombres libres para elegir a un monarca, pero nunca lograron consolidar una monarquía absoluta. En 476 cayó el último emperador romano de Occidente. Se iniciaba la transición entre la Edad Antigua y la Edad Media. En 711 los vándalos fueron arrasados por la invasión musulmana.
Primera estigmatización de los vándalos
Toman su nombre de Vendel, Suecia. Habitaron las riberas del Báltico, actuales Alemania y Polonia. De lengua germánica oriental. Plinio y Tácito los mencionaron desde el siglo I d.C. También eran llamados “lugiones”. La palabra vándalo parece tener un doble significado: “los que cambian” y “los hábiles”. La palabra “lugiones”, igualmente tomaba un doble significado: de “mentirosos” y “confederados”. Desde su ingreso en la historia escrita ya estaban bajo sospecha.
Perseguidos por godos y hunos
Los godos los desplazaron hacia el sur. Allí pelearon con suevos y cuados. En el siglo II d.C. las tribus de lugiones se fusionaron bajo el nombre de “vándalos”. Entre 235-285 se expandieron dentro de un imperio romano debilitado por las numerosas guerras civiles. En el norte fueron colonos y vigilantes de las fronteras. Debido a los ataques de los hunos emigraron hacia el sur, dividiéndose en varias ramas. Los vándalos atacaron con furia, siendo rechazados. Visumar, rey vándalo de la facción asdingo, rechazó a los visigodos.
Los vándalos llegan a Hispania
En 409 entraron a Hispania por los Pirineos y serían “federados”. En 425 asolaron y saquearon con una flota poderosa la ciudad de Carthago Nova, hoy Cartagena. En Hispania, vándalos y alanos ante los ataques de los visigodos se integraron. Unidos, se hicieron fuertes en el sur de la península. En 426 Gunderico convirtió a Híspalis (Sevilla) en su capital. Le sucedió su hermano Genserico, el gran guerrero.
El reino vándalo en África
Genserico cruzó Gibraltar. Conquistó Cartago en 429, nueva capital del reino vándalo. Ejerció la piratería y la razzia, asolando el Mediterráneo. Tomó las ricas zonas cerealeras del Imperio romano. Roma tuvo ahora que comprarles el grano. Tomó Tánger y Ceuta con 20.000 guerreros. Controló el África romana. Expropió a los ricos terratenientes romanos. En 435 se apoderó de Argelia y el norte de Marruecos. San Agustín ―obispo de Hipona―, falleció un año después de tristeza por la toma de su ciudad. Capturada la Tripolitana firmó un tratado de paz con el imperio romano, se hizo a las provincias de la Mauritania Cesariense, Numidia y parte de la Proconsular.
Genserico vence al emperador Mayoriano
En 461 Genserico destruyó la flota de Mayoriano. Roma estaba agobiada por la falta de cereales. Los vándalos saquean Malta y son poderosos. El orden romano de Occidente está casi todo destruido. El imperio bizantino no pudo hacer nada para reconstruirlo, Atila los mantenía ocupados en varios frentes. El reino vándalo del norte de África duraría más de cien años. Finalmente fue destruido en 534 por los bizantinos.
Genserico, el gran héroe de los vándalos
Era el ‘príncipe de la jabalina’ (389-477). Creó un reino. Pero erró al golpear (429-430) a la todavía poderosa nobleza senatorial y a la aristocracia urbana del norte de África. Persiguió al episcopado católico. Le confiscó sus bienes y se los entregó a las Iglesias donatista y arriana. La Iglesia católica le hizo oposición religiosa, política e ideológica.
Genserico adopta el arrianismo y persigue al catolicismo del norte de África
Desde 462 hay mártires. El arrianismo predicaba la supremacía de Dios Padre, Jesús era solo un hombre nacido de mujer no virgen. Se divide el cristianismo, también los emperadores. Godos, lombardos y vándalos se adhieren al arrianismo. Los vándalos solo se harán católicos en 496 bajo Clodoveo I, rey de los francos. Para 653 lo serían a plenitud. Desde 442 Genserico también persiguió con violencia y llevó a la miseria a la nobleza de vándalos y alanos, y a su propia familia. En 455 saquearía Roma, como otros.
Saqueadores anteriores a Genserico fueron completos “bárbaros”
Roma siempre fue codiciada por diferentes pueblos. Varios la saquearon. Unas veces saliendo relativamente bien librada (con Genserico) y en otras no. Entre el 387 a.C. (por Breno) y el 546 d.C. fue saqueada “bárbaramente”. En 846 por piratas sarracenos, en 1084 por normandos y en 1572 por las tropas de Carlos V de Alemania.
Genserico marcha sobre Italia y saquea Roma
Lo hizo en 455. La propia población le dio muerte a Petronio Máximo. El 22 de abril Genserico tomó y saqueó Roma durante dos semanas sin resistencia. Tomó un jugoso botín en oro, plata, bronce y hasta cobre. Respetó las basílicas de San Pedro, San Pablo y San Juan en las que se había refugiado parte de la aterrorizada población. Las súplicas del papa León el Grande impidieron la destrucción de la ciudad y los asesinatos. Rogó a Genserico que se conformara con pillarla y solo llevarse el botín. Así lo hizo. Cumplió su palabra. Como un gentleman, diría alguien. Genserico llevó a Cartago en calidad de rehén a Licinia Eudoxia, viuda de Valentiniano, y a sus dos hijas, Placidia y Eudoxia. A esta la casaría con su hijo y sucesor, Hunerico. El saqueo a Roma por Genserico fue magnificado por la hagiografía romano-católica. Sin embargo, pese a que duró dos semanas, el saqueo de Genserico fue casi totalmente limpio con pocas muertes, poca violencia, y respeto de los edificios de la ciudad.
Genserico es atacado por los dos segmentos del Imperio romano
En 468 los derrotó en la batalla naval de Cabo Bon. Por miedo a la piratería de los vándalos, en el pasado Bizancio se había amurallado. En 474 Genserico firmó la paz perpetua con Constantinopla y le reconoció soberanía sobre las provincias norteafricanas de Baleares, Sicilia, Córcega y Cerdeña
Muerte y herencia de Genserico
Genserico murió en 477. Hunerico, su hijo, Trasamundo, Hilderico y Gelimer no supieron conservar el legado. Gelimer, bisnieto de Genserico, en marzo de 534 perdió el reino vándalo en manos de Belisario y Justiniano I. Roma regresó al norte de África y recuperó sus graneros y las rutas comerciales del Mediterráneo occidental, antes dominadas por la flota vándala. Por su lado, la Iglesia católica nicena recuperó gran parte del cristianismo que había perdido con el arrianismo, reconstruyó sus jerarquías en alianza con la nobleza norafricana y recuperó los despojos del Templo de Jerusalén, que estaban en poder de los vándalos. Además, las tribus bereberes ―que se habían hecho fuertes en las montañas―, tomarían el control del norte de África.
Cuatro saqueos a Roma, peores que el de Genserico
¿Fueron los vándalos los más bárbaros entre los bárbaros? No. Lo fueron tanto como, y a veces menos que ―por ejemplo―, los galos senones (387 a.C.) de Breno, un saqueador y perpetrador de matanzas sin nombre; se recuerda su terrible frase: “Vae victis” o “Ay de los vencidos”. En 410 los visigodos de Alarico I fueron igual de saqueadores y sanguinarios en una Roma sitiada, sometida a pavorosas hambrunas, con una población enferma de malaria y llevada en esclavitud; de Roma diría Agustín de Hipona ―en defensa del cristianismo―, que era solo una ciudad “terrenal”. En 472 Ricimero ―un arriano― y sus bárbaros germanos saquearon sin piedad a Roma luego de tres meses de asedio, violaciones y matanzas. Ya en 546 los ostrogodos de Totila saquearon Roma después de un largo sitio que trajo la hambruna absoluta, el asesinato en masa de la población, la toma y paso a cuchillo de 300 rehenes hijos de la clase senatorial.
El obispo de Blois, Henry Grégoire, lanzó en 1794 el vocablo “vandalismo”
Abrumado por la destrucción e iconoclasia de obras de arte por la furia revolucionaria bajo El Terror jacobino, Grégoire creó el término como sinónimo de “cometer actos salvajes contra la vida y propiedades ajenas”. La palabra hizo carrera en otros idiomas con el idéntico significado de “saqueadores y destructores”. Pero, ya en 1517 Rafael Sanzio de Urbino ―con rabia― había acusado a los constructores de su época de saquear los restos arqueológicos de Roma para embellecer sus casas. Indignado, los trató de “vándalos y godos” arrasadores. Puso queja ante el papa León X quien ―junto a otros papas― era uno de los más ávidos “vándalos” y saqueadores del patrimonio artístico de Roma.
Pero, el vocablo “vándalo” ya existía en el idioma inglés desde 1640
En efecto, el participio pasado del verbo “vandalizar” estaba en uso. Los historiadores alemanes del periodo del Romanticismo rechazaron la asociación hecha por Grégoire, por ―según ellos― ofender los ancestros “bárbaros” del pueblo alemán y le recordaron que en 1734 John Theophilus Desaguliers, amigo de Isaac Newton, había denunciado a Descartes y otros críticos del pensamiento del físico, como “un ejército de godos y vándalos del mundo filosófico”.
La desgracia de los vándalos
En pleno siglo XXI el vandalismo sigue siendo tomado como algo negativo, delictivo y poco fiable. Ha sido grande la desgracia de los vándalos, puestos en peor lugar que los propios hunos de Atila. Es que el odio hacia los vándalos provino no solo del clero católico ―por arrianos―, sino también por responsabilizarlos de la muerte de San Agustín. Además, algunos sectores de los propios vándalos ―resentidos por haberles quitados sus privilegios y desbaratado su corte de nobleza senatorial, aristocrática y urbana―, los odiaron porque en 442 Genserico los había purgado, como lo había hecho con su propia familia.
Siguen los epítetos
Los romanos los tildaban de bárbaros “belicosos e imprevisibles” y de “pesadilla total”, de “piratas rapaces” desde Portugal a Grecia y más allá. No obstante, se les reconoce a los vándalos haber construido una cultura en Cartago y a Genserico haber cumplido su promesa de no asesinar a los habitantes de Roma. Entonces, es injusto haberlo estigmatizado con el calificativo de “Anticristo redivivo”. En general a los pueblos bárbaros ―blancos y amarillos―se les han aplicado denominaciones poco edificantes en lo cultural y en lo histórico. Por ejemplo, las de “barbaridad”: dicho o hecho necio o temerario, atrocidad, demasía; la de “barbarie”: rusticidad, falta de cultura, fiereza, crueldad; de “barbarismo”: vicio del lenguaje, impropiedad; la de “bárbaro”: fiero, cruel, arrojado, temerario, inculto, grosero, tosco, sanguinario, rústico.
Calificados de “bárbaros”, se les ultima con “vándalos”
En el caso de los bárbaros conocidos como “vándalos” el término ha sido retenido por el lenguaje corriente y hasta por el culto como sinónimo de destructor, de espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna ―sagrada ni profana―, de brutal y hasta de ignorante. Así mismo el término de “vandalismo” ha sido también retenido como tendencia a destruir estúpidamente; a deteriorar por ignorancia obras de arte. Son los actos conocidos como “de vandalismo”. Finalmente, el término de “vandálico” ha remitido a los actos de los vándalos, es decir, al vandalismo. Los vándalos fueron ―como otros bárbaros― igualmente “bárbaros”. Sin embargo, han cargado con todo el peso de la estigmatización, como hemos cargado los colombianos el estigma de "narcotraficantes" casi que en exclusividad y de manera injusta.
Las precisiones hechas son necesarias porque la palabra “vándalos” se escucha y lee todos los días en Colombia y en casi todo el mundo, dado que la protesta social abunda y a veces se desencadena y torna en violenta. Es en estos eventos de violencia cuando más se utiliza el término, no siempre con fortuna. Vistos los vándalos de ayer cabe una pregunta: ¿cómo son los vándalos de hoy en día? Lo veremos próximamente.