Hace algunos días los Urabeños o las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia emitieron un comunicado en el cual manifestaban que se complacían de los acuerdos de paz entre las Farc y el gobierno colombiano. Además, aseguraban que iban a respetar las zonas veredales transitorias de normalización y los puntos campamentarios. Como se sabe, varias de estas zonas de ubicación están en territorios o municipios con fuerte presencia de bacrim o grupos armados organizados, así como del ELN.
Los mejores ejemplos son Riosucio en Chocó, o Tierra Alta en Córdoba, municipios que cuentan con una fuerte presencia de las Farc en las zonas rurales, pero las zonas urbanas y conurbanas están manejadas por Urabeños o gaitanistas. De hecho, Tierra Alta es una de las bases principales de los Urabeños.
El gobierno debería pensar en la posibilidad
de abrir la puerta del sometimiento a la justicia
El temor en estas zonas era doble. Por un lado, el riesgo que estos grupos de bacrim o, incluso el ELN, ya sea por iniciativa propia o por contratación, saboteen el proceso de dejación de armas y de concentración. Al menos inicialmente los Urabeños dicen que no lo harán y que respetarán estas zonas. El otro riesgo es que estas estructuras retomen el territorio libre que dejarán las Farc. Por ejemplo, en Nariño, en la costa Pacífica, donde las Farc son amos y señores con el frente 29 y la Columna Daniel Aldana, de un día para otro saldrán a concentrarse en Tumaco y otros en Policarpa, municipio en la zona de la sierra. Todos los demás municipios, como El Charco o Pizarro, quedarán sin Farc de un día para otro y llenos de economías ilegales.
El gran miedo es que otros actores armados ilegales decidan comenzar una disputa por esos territorios, y muchas de estas zonas vivan un aumento de la violencia. En el comunicado de los Urabeños, se dicen dos frases complejas. Los Urabeños serán “un observador neutral pero no indiferente, del proceso que se adelanta en los sitios de la geografía nacional anunciados”; agregan que corresponde al Estado colombiano adelantar las acciones necesarias para superar los retos sociales y económicos y cierran manifestando: “Estaremos con toda la expectativa positiva para que así sea”.
Aquí la parte buena es que no van a tocar las zonas de ubicación, pero dejan la puerta abierta para la retoma de territorios que dejen libres las Farc y además se declaran veedores del proceso. Eso significa que de no prepararse un buen modelo de seguridad, habrá olas de violencia en varias regiones del país. Y, sobre todo, parece que el comunicado deja entrever la posibilidad de un acercamiento con el gobierno nacional.
Algo interesante, que el gobierno debería contemplar, como lo he escrito en otras columnas, es que no se trata de una negociación, sino de un proyecto de sometimiento a la justicia con ciertas garantías. Es decir, el gobierno debería pensar en la posibilidad de abrir la puerta del sometimiento a la justicia; a cambio de dinero, verdad, rutas del narcotráfico y delación se legaliza una parte del dinero para los Urabeños y se conceden beneficios a la hora de la pena, algo que ya contempla la ley colombiana.