En algunas casas de palafito, sobre el mar de Tumaco, desmembraban cuerpos con motosierras y machete. El Procurador General Fernando Carrillo volvió a alertarle al país que en Tumaco también hay casas de pique. El Ejército y la Fiscalía han dicho que no existen estos cuartos del horror, pero el Defensor del Pueblo, Carlos Negret, respaldó la tesis: en el puerto nariñense se desaparecen cuerpos en baños y cocinas.
En solo cuatro meses se han asesinado más de 90 personas. Es un aumento del 47% comparado con el 2017, que había sido el año más violento en la historia de Tumaco. En una semana pueden entrar cerca de USD 20 millones, que alimentan una inmensa maquinaria de guerra: pandillas al servicio de narcotraficantes particulares -como alias David- o de las disidencias de las Farc que están al mando de alias Guacho, el hombre más buscado en Colombia y Ecuador. Los jóvenes van cayendo muertos en las esquinas.
Pero en medio de la guerra, de los asesinatos y las masacres, hay otro Tumaco. Están los jóvenes que saben cocinar o cantar, los que salen todavía a pescar, y están los que saben bailar. Lo llevan en la sangre. Al fin y al cabo, de los 150.000 habitantes del municipio, no son más de 5.000 los que trabajan para el narcotráfico.
Ese es el caso de Pacific Dance, un grupo de baile que se reúnen todos los días y bailan cinco horas. Ensayan en el barrio Ciudadela Nuevo Horizonte, y en medio de la vigilancia de los campaneros -los informantes de las pandillas- lograron convertirse en el gran grupo de baile del puerto. Se coronó en Orlando, Estados Unidos, como el mejor del mundo a nivel amateur.
Los tumaqueños que se coronaron como los mejores bailarines amateur del mundo
En medio de las nuevas casas de pique, este grupo de baile demostró que hay algo más que pandillas y narcotráfico. Hoy en el puerto los niños quieren ser como ellos