Por estos días la preguntadera se vino en oleadas. Probablemente la aparición de mi novela Comandante Paraíso coincidió con el inicio del año escolar o con Griselda en Netflix o yo tengo muchos lectores que son maestros de colegios de bachillerato y que enseñan sobre la historia de Colombia a través de mis novelas. O quizás porque es un libro barato que lo venden en los almacenes Éxito regados por toda Colombia. No lo sé. Ha pasado durante más de 50 años con Cóndores, pero que esta oleada sea más determinante y casi todos por zoom o por correo o cuando les doy escasas citas personales lo que quieren finalmente es preguntar sobre el fenómeno social de los traquetos, resulta evidente que sobre ese momento de la vida colombiana que terminó transformando nuestra cultura ,hasta ahora solo la encuentren en Comandante Paraíso. No la escribí hace 22 años para que fuese texto. Es una ficción sobre lo que nos sucedió en tantos pueblos y departamentos donde la ambición de enriquecerse vendiéndole perica a los gringos, desbocó las posibilidades, acorraló a los ricos tradicionales que avaramente no gastaban como ellos, y aceleró los genes guaqueros que nos impregnaron los españoles al conquistarnos buscando oro.
El traqueto le abrió las puertas a la norma que hoy rige de que todo se puede y si no, se compra. El traqueto entumeció la capacidad de protestar de la sociedad ante el crimen. El traqueto, en fin, encabezó la transformación de los valores coloniales al cambiar la moral del pecado por la moral del dinero. Por esos los estigmatizaron. En mi novela el Comandante Paraiso hace todo lo que un traqueto podía hacer, pero como lo enmarco dentro de los cambios sociales que influenciaron, quien no hubiere nacido entonces, se asombra de entender en una novela de ficción la historia que no les habían contado de los traquetos porque resulta que fue verdad y zamarreó lo más profundo de nuestra cultura.