La verdad uno admira a esas personas que escriben o hacen Tik Toks explicando “cómo ser feliz” o “como triunfar en el amor” incluso algunos dan claves de “cómo ser millonario en 6 meses”; digo que los admira, porque cada ser humano en su complejidad es tan distinto a los demás que incluso al final de la vida, no atinaría a escribir una breve reseña de cómo entendió su propia existencia. Muchos pensamos que se trata de aprender y desaprender, de equivocarse y empezar a hilar la vida de nuevo. Los consejos se reciben con gratitud de aquellos que con esmero se han dedicado al estudio de la psicología o a lo mejor de la madre como primera autoridad moral, más no del advenedizo que ayer abrió cuenta en Tik Tok y le fue bien pregonando sobre cuáles son las “reglas para vivir bien”.
Si uno viniera con manual de instrucciones donde se explique cómo armarse y cómo funcionar, la vida terminaría siendo aún más monótona de lo que ya es; solo que resultaríamos más fáciles de encajar con los requerimientos de los propietarios de las buenas costumbres y la moral. Alguna vez leí una entrevista que le hacía el periódico El Tiempo a la escritora Irene Vallejo, donde le preguntaban ¿cómo hacer para entender a los españoles? a lo que sabiamente respondió que sería atrevido decir que uno puede entender a por lo menos un español. Gracias a esas cadenas de wathsapp con videos con vocación aleccionadora es que uno ha ido aprendiendo que es maravilloso casi siempre estar equivocado, y es verdad que se los elogia porque en la medida que uno va creciendo se va comprendiendo menos. Volverlo a uno feliz, buen amante o rico con un video de 30 segundos es un privilegio que Dios en su portento ha reservado para pocos. Gracias tesos.