Mompox registra un creciente incremento turístico. El gobierno nacional y departamental ha demostrado interés en posicionarla como escala obligada en los itinerarios turísticos, construyendo puentes, asfaltando vías, y optimizando el aeropuerto local para facilitar el flujo de visitantes.
Me propongo comentar en forma breve sobre dos manifestaciones gastronómicas y artesanales, La Filigrana Y El Quesito de capa, entre otras, por sentirme identificada con ellas. En mi querida Mompox, está nuevamente en auge la artesanía de la singular filigrana momposina, por ello creo oportuno, recordar de manera especial al joyero Andrés Acuña Toro, quien fue un experto reconocido en este arte.
FILIGRANA MOMPOSINA, Una tradición secular ininterrumpida por cuatro generaciones de la familia Acuña-
Tío Andrés, nació en Mompox el 4 de febrero de 1879 y murió el 28 de octubre de 1966. La revista de la época COSTA Y MAR, pág. 18, lo reseñaba, así: “Como decano de los profesionales joyeros en Mompox, queremos hacer mención especial de don Andrés Acuña, el viejo mago de la filigrana, que tiene 53 años de ejercer la actividad. A los 17 años cumplidos entró a trabajar la joyería en el año de 1895. Sus trabajos son verdaderas obras de arte, tiene su taller verdaderamente acondicionado como muchos otros talleres de la ciudad, para producir trabajos en serie, es decir, dentro del sistema comercial de la industria”. Los hijos del señor Acuña son también expertos joyeros y trabajan con él”.
Como vemos, desde edad temprana se dedicó a la joyería, especializándose en la filigrana común, toledana y estampado, conocimientos que adquirió en el taller de los señores Bonilla, ubicado en el Callejón de Don Blas y con un señor de apellido Miranda. Cuando éste emigró a Panamá, en la época de los trabajos del Canal, buscando mejores horizontes, él no quiso acompañarlo, se quedó y abrió su propio taller en 1910, el que funcionó hasta el año de 1963. Laboraba el oro en polvo traído de las minas de Norosí y Zaragoza, Antioquia.
Varias damas, esposas de personalidades vinculadas a la vida política nacional lucieron joyas que les obsequiara el Sr Bernardo Martínez Pereira, en su calidad de parlamentario, quien fue el gestor de la fundación Escuela Normal y el aeropuerto San Bernardo. Con ocasión de la visita que hizo a Mompox el Presidente Mariano Ospina Pérez, tío Andrés obsequió a su esposa, doña Berta Hernández un corazón hecho en hilillos de oro.
En su taller, se iniciaron en la joyería muchos operarios que se destacaron por su habilidad, como: Cruz Morales Muñoz, Magdaleno Ospina, Luis Urbina, Andrés Herrera, Arístides Ortiz, entre otros; y sus hijos Antenor, Juvenal, Eliseo y Mario. Su hijo Antenor le ayudo a la confección de un rosario y otros accesorios obsequiados por la familia a la venerada imagen de la Virgen del Rosario, que deben reposar en la actualidad en el Museo de Oro de la ciudad,. Luego de cerrado el taller, en el año 1963, su hijo Antenor se radicó en Estados Unidos donde siguió dándose a conocer por la calidad de su trabajo, Eliseo en Barranquilla, igual que Juvenal quien abrió en esa ciudad la famosa Joyería Acuña ampliamente conocida. En la actualidad, la tradición familiar de esta artesanía se mantiene localmente, en cabeza de su nieto Armando Acuña., En Cartagena con su nieta Beatriz con la firma] ACUÑA ACCESORIOS. En Medellín su biznieto Armando Acuña Bonilla y en Montreal, Canadá, su otro biznieto Fabio Villalba Acuña, quien sin apartarse de la filigrana tradicional, la ha actualizado e internacionalizado a través de su firma comercial Fabio Villalba, / Filigrane Contemporain Musée e Beaux Arts.
El quesito de capa MOMPOSINO comenzó su proceso en Mompox, en la década de los cincuenta del siglo pasado, en la casa de la familia Arquez Paba, ubicada en la Calle Real del Medio, frente a la iglesia de San Juan de Dios. Allí llegó un sobrino de la familia, el señor Atilio Amarís conocedor de la fórmula de producción que tuvo a bien compartirla. Fue María Arquez Paba quien se apersonó de la producción y de enseñarla al resto de la casa. Inicialmente su degustación fue solo en círculo familiar y amistades. Más adelante comenzó a comercializarse localmente y posteriormente se extendió a Cartagena, y San Andrés y Providencia.
El exquisito producto fue adquirido por don Chito Pareja, Administrador del Club Cartagena. Medardo de la Espriella para su Panadería Bimbo y Guillermo Mendivil para su distribución en San André y Providencia. También llegó a Bogotá y Barranquilla entre otras ciudades.
Posteriormente Alicia Pacheco de Acuña y sus hijos prosiguieron el negocio quedando al final en manos de su hijo Augusto quien lo amplió, dando trabajo a muchos jóvenes. Estos, como ayudantes, aprendieron y son continuadores de la producción de este exquisito manjar, aunque privado de la exquisitez original por cuanto nunca tuvieron acceso a la receta completa que se tuvo como secreto de familia