La discusión en torno al Plan de Renovación Urbana del Centro Administrativo Nacional exige de parte de cada uno de los actores respuestas claras, independientemente de la posición que asuman frente a tan espinoso asunto. Desafortunadamente, en tanto avanza el tiempo, crecen más los interrogantes y temores frente al PRU-CAN, sin que sus defensores los absuelvan. Considero un deber ineludible plantear cuestionamientos [1] justificados frente a las actuaciones, tanto del Gobierno nacional, como de la Administración distrital, así como de las directivas de la Universidad Nacional respecto a este asunto.
Dado el costo del PRU-CAN, este puede considerarse como uno de los mayores proyectos —si no el mayor— de construcción en la historia del país, con costos estimados en 12 billones de pesos [2] durante los próximos 30 años, con el fin de construir en el CAN y sus alrededores un complejo de restaurantes, oficinas públicas y privadas y hoteles, entre otros [3]. El Conpes 3694 de 2011 [4] señala que el PRU-CAN es producto de las presiones que han aparecido sobre los terrenos actualmente destinados para zonas residenciales, entidades públicas y reservas ambientales. El Conpes 3694/2011 señala que “ya no es rentable mantener los usos originales en un edificio por cuanto el terreno que ocupa, por su localización, ha aumentado de valor y se han incrementado las presiones para demolerlo y poner el terreno a su mejor y más provechoso uso”.
Mapa del Plan de Renovación Urbana del CAN
Quien interrogue por esas presiones de las que habla el Conpes y que pretenden poner los terrenos en cuestión a su “mejor y más provechoso uso”, de manera forzosa se encontrará con el nombre de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el hombre más rico de Colombia y uno de los más ricos del mundo, según la revista Forbes. Sarmiento Angulo, dicho sea de paso, debe gran parte de su fortuna al negocio inmobiliario y de la construcción, consistente en buena medida en apropiarse de las tierras con mayor valor para “ponerlas a mejor y más provechoso uso”. El PRU-CAN, se desarrollará justo en frente del centro empresarial Luis Carlos Sarmiento Angulo [5], abarcando desde Avenida 26 a la altura de la Radio Televisión Nacional de Colombia, RTVC, y terminando en la Avenida 68, a corta distancia de otra de las propiedades del magnate, el periódico El Tiempo.
Pero los hechos que vinculan a Sarmiento Angulo con el PRU-CAN van mucho más allá de su evidente interés sobre los predios que circundan la zona del proyecto. El 3 de noviembre de 2011, el Gobierno de Juan Manuel Santos, cuya familia otrora fuera copropietaria de El Tiempo, adquirido posteriormente por Sarmiento Angulo, expidió el decreto 4184, por medio del cual se creó la Empresa Nacional de Renovación Urbana, Virgilio Barco Vargas VBV, organizada como una sociedad pública por acciones simplificada, SAS. La VBV fue autorizada para poner en venta hasta el 49% de su participación accionaria a particulares, evento en el cual quedaría constituida como una empresa de carácter mixto. Una vez creada, se designó como gerente, en marzo de 2012, a Andrés Escobar, quien hasta febrero del mismo año ejerció la gerencia de construcción, diseño y comercialización de proyectos en Construcciones Planificadas S.A., empresa que integra la cadena de servicios inmobiliarios del Grupo Empresarial Luis Carlos Sarmiento Angulo [6].
Es preciso mencionar que la modificación al Plan de Ordenamiento Territorial POT de Bogotá es una condición necesaria para el desarrollo del PRU-CAN. No obstante, la empresa de Renovación Urbana VBV ha continuado de manera normal el proceso de PRU-CAN, pese a que el proyecto de Modificaciones Extraordinarias al POT presentado por la administración Petro, y que daba vía libre al proyecto, fue hundido por el Concejo de Bogotá. La fase actual del PRU-CAN se denominaConcurso de Ideas y consiste en la elaboración de propuestas por parte de las empresas concursantes. Y sí, dentro de dichas empresas aparece Construcciones Planificadas S.A., la empresa del anterior patrón de Andrés Escobar.
Hay un suceso que no ha sido aclarado aún y que suscita la mayor preocupación por parte de varios de los afectados por el PRU-CAN. Dentro de los terrenos que serán intervenidos por el PRU-CAN se encuentran varios edificios de la Universidad Nacional, hecho que ha provocado una férrea oposición de parte de la comunidad universitaria constituida por los estudiantes, profesores y trabajadores del Alma Mater. Hace apenas un par de meses, las pretensiones de la Empresa de Renovación Urbana de hacerse a los terrenos de la Universidad Nacional fueron rechazadas por la exvicerrectora de la sede Bogotá, la doctora María Clemencia Vargas en varios eventos públicos convocados por iniciativa de los estudiantes. Pocas semanas después, la Vicerrectora presentó su renuncia por razones aún no esclarecidas. En su lugar fue designado por el rector Ignacio Mantilla el profesor Diego Hernández, quien se desempeñó durante cuatro años como gerente del Banco AV Villas, propiedad también de Luis Carlos Sarmiento Angulo [7]. Finalmente, es preciso mencionar que el doctor Diego Hernández no solo debe su desafortunada fama en la Universidad Nacional a su talante antidemocrático, sino además a que en el año 2010 propuso ante el Consejo Académico de la Universidad Nacional otorgar el Honoris Causa a Luis Carlos Sarmiento Angulo [8], propuesta que por fortuna no fue acogida.
La posición de las directivas de la Universidad Nacional respecto al PRU-CAN y la defensa de sus terrenos sigue siendo gaseosa [9]. No es mi labor ni mi interés posar de juez para señalar si existen o no esguinces a la ley. No constituye ese el propósito de mi reflexión. Me interesa más bien reiterar que sin importar cuáles sean las razones o intereses que pretenden apropiarse del valor de los suelos que hoy habita la comunidad académica de la Universidad Nacional, es un imperativo innegociable de los estudiantes, profesores y trabajadores la defensa del carácter público de los terrenos de la Universidad Nacional y la custodia de la autonomía universitaria que hoy pretende ser vulnerada de manera desvergonzada por parte de los Gobiernos nacional y distrital, así como de la Empresa de Renovación Urbana [10], mi propósito es además el de recordarle a las directivas de la Universidad Nacional, que así hagan de la antidemocracia su herramienta para dirigir la institución, la autonomía reposa en los estamentos que dan vida a la universidad y nuestra decisión ya ha sido tomada: no cederemos ni un milímetro de los terrenos de la universidad y haremos de la movilización nuestra principal herramienta y garantía para impedir que continúe el desmantelamiento y la privatización de la principal universidad del país.
[1] Vea la posición de la MANE respecto al PRU-CAN en el link:http://manecolombia.blogspot.com/2013/05/frente-al-plan-de-renovacion-urbana-del.html
