El siguiente es un soneto dedicado a la ilustrísima asamblea de estudiantes, que ha decidido, como casi nunca hace, el cese de actividades de la Universidad de Antioquia. Tan perínclita institución ha vuelto a poner, de forma mesiánica, tapujos al deseo estudiantil de volver a tener un representante en el Consejo Superior Universitario. Me inspira, como musa, su fuerza cuando veja a quien piensa diferente, llama cobardes a quienes no pueden asistir a ella y se arroga ser cierre del Movimiento Estudiantil y madre del estudiantado, invitando con amor a "pellizcarlo" (y a hacer saloneos intempestivos).
Tiene mi soneto una dedicatoria especial a quienes ostentamos el privilegio de decidir por todos los estudiantes. Después de todo, ¿qué aristocracia es tan heróica, tan redentora, tan digna de proemios y encomios como la Asamblea de los que "chupamos silla por diez horas seguidas"? Incipio:
LOS SUPERHOMBRES Y LAS SUPERMUJERES DE LA ASAMBLEA
En el principio estaba la asamblea:
le hacía corrillo sólo el vacío.
Ella era Soberanía entera
y dio luz al estudiantado, su hijo.
¡Compañeros, dejemos las mentiras!
Nosotros, el estudiantado, fuimos
quienes a la asamblea dimos vida
y en ella el movimiento construimos.
Pero los chupasillas hoy gobiernan,
héroes de las diez horas seguidas,
y el estudiantado es hoy reducido.
Y el que sale, o no viene, no cuenta
en la Falange de las Supervidas,
que han vuelto el parar las clases, un rito.