En el presente artículo se realizará un viaje por la vida estudiantil de William Alejandro Jaramillo, una persona con discapacidad visual que soñó con ser un psicólogo y gracias a su empeño y dedicación hoy es egresado de la Universidad de Antioquia. A continuación, visitaremos su pasado y veremos cómo fue su proceso de estudiante en la UDEA, además de cómo hizo para ir construyendo su sueño para convertirse en un profesional.
Iniciaremos esta aventura con una pregunta que muchas personas se formulan: ¿cómo hacen las personas ciegas para estudiar? La respuesta la hallaremos en la historia de William Alejandro dado que su vivencia puede compartir muchas similitudes con otros estudiantes o egresados con discapacidad visual. Cabe anotar, que para alcanzar los sueños, sea persona con discapacidad o sin discapacidad, es necesario tener las metas claras y el deseo de romper las barreras que se impongan en el camino. A su vez, la dedicación y por último el apoyo de todas las personas que lo rodean.
Cuando William Alejandro Jaramillo se encontraba en el bachillerato tenía como sueño estudiar en la Universidad de Antioquia psicología. Pero un temor lo inquietó, ¿cómo presentan la prueba de admisión las personas con discapacidad visual? De modo que para resolver su duda acudió a un amigo invidente que ya se encontraba estudiando en la Universidad de Antioquia. Él le explicó que era algo sencillo, la universidad asigna dos lectores para el examen de admisión, uno para matemáticas, y el segundo, para lenguaje, quienes únicamente cumplen la función de leer y de señalar las respuestas que el aspirante indica. En la actualidad el examen de admisión se presenta de un modo diferente, la Universidad de Antioquia con la resolución 1852 de mayo del 2006, determinó una nueva forma de presentar la prueba de admisión, suprime a los lectores e introduce nuevas disposiciones: a partir de la fecha establecida, las personas con discapacidad visual deben presentar el examen de admisión a través del sistema braille, en formato audio o en formato macrotipo.
Más tarde, cuando William presenta el examen confirma lo que le dijeron, dos lectores lo acompañaron en la prueba, durante esta tuvo algo de nervios pero los controló y pudo finalizarla sin ningún contratiempo. Luego, al publicarse los resultados ve su nombre en la lista de admitidos y ocupa los primeros puestos, lo que lo llenó de satisfacción personal.
Al iniciar como estudiante halla las primeras dificultades, el campus universitario es muy extenso lo que dificulta su movilidad a través de este. Pero la universidad le ayudó a encontrar la solución a dicho problema asignándole un integrante del programa de guías culturales, quien le enseñó el espacio para que fuese autónomo en su desplazamiento. En el segundo semestre decide prescindir del servicio porque había aprendido todas las rutas que requería para su movilidad. Sus compañeros jugaron un papel importante en el aprendizaje del espacio, ya que cuando no tenían clase le mostraban los lugares que él desconocía.
Desde el inicio de la carrera William conoció personas que más tarde se convirtieron en sus amigos y en un apoyo dentro de la academia. La clave de su éxito para relacionarse con los demás fue la amabilidad que manifestaba al interactuar con aquellos que se le acercaban y sus cualidades las cuales le permitieron tener un grupo de amigos con los que formó un grupo de trabajo para realizar las actividades académicas. William dice que durante sus estudios no sintió discriminación por parte de Sus compañeros quienes lo incluían en los trabajos de equipo sin fijarse en su discapacidad sino en sus habilidades y destrezas, aunque también le ofrecieron apoyo en los momentos en los que lo requería.
Por otra parte, los amigos de William no compartían con el únicamente tareas académicas, también lo tenían en cuenta para eventos sociales tales como fiestas, paseos, cumpleaños entre otras actividades sociales. Sus amigos fueron más allá de los prejuicios y vieron a un ser humano antes que a un ciego que había que tenerle conmiseración.
En cuanto los profesores, William dice que la relación con ellos fue en buenos términos, aunque en el segundo semestre de carrera tuvo dificultades con un docente porque este le manifestó su incapacidad para enseñarle a una persona invidente, por lo que no tuvo más remedio que cancelar la asignatura. Este incidente se presentó por falta de interés por parte del docente y una actitud negativa hacia la situación, el profesor optó por un camino facilista, dejar que sus prejuicios anularan la posibilidad de tomar la situación como un aprendizaje. A su vez, debido a sus miedos, le negó un derecho constitucional fundamental, el derecho a la educación. Es por este tipo de hechos, que William piensa que hace falta un trabajo más asiduo de parte de la universidad y de la sociedad civil para alcanzar la meta de una verdadera inclusión educativa, aunque reconoce que en sus tiempos de estudiante la Universidad de Antioquia se preocupó por facilitar la permanencia de los invidentes a través de un programa llamado Préstame tus ojos. Dicho programa es ofrecido por la sala Jorge Luis Borges adscrita a la biblioteca central. Este programa consiste en brindar apoyo pedagógico a los estudiantes con discapacidad visual por medio de lectores voluntarios que ofrecen sus servicios gratuitamente. El servicio que ofrece los lectores consiste en leer los documentos que los estudiantes requieren para la participación en la academia; realizar grabaciones de textos académicos; leer las pruebas evaluativas de las asignaturas y escribir las respuestas de los estudiantes; y en la actualidad, corregir los textos académicos escaneados para que el estudiante los pueda leer en sus computadoras con los lectores de pantalla.
En este mismo sentido, William piensa que es necesario que las instituciones de educación superior tengan un equipo de expertos que revisen constantemente los procesos de la educación inclusiva para ofrecer un currículo diseñado para todos. Y capacitar de manera continua a los docentes para que no se presenten situaciones de exclusión como la que a él le ocurrió.
Finalmente, William concluye que para alcanzar los sueños se requiere una alta dosis de entusiasmo y la capacidad de empezar a construirlos cuando tomamos la decisión de caminar tras ellos, para luego disfrutar del éxito al verlos hechos realidad. No importan las dificultades, ellas son un medio que se convierten en oportunidades que nos ayudan a ser mejores seres humanos y medir nuestra capacidad de resiliencia.