Los submarinistas....
Opinión

Los submarinistas....

Muchas hipótesis se han expuesto sobre el San Juan, pero propongo centrar la atención en la unidad y sensibilidad de los argentinos por sus militares, en las historias de esos 44 marinos

Por:
noviembre 30, 2017
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El submarino exige condiciones especiales y extremas para sus habitantes; por eso, un submarinista es un gran ser humano con enorme vocación por el mar, profesa infinito amor por su  patria; estará siempre revestido de férrea disciplina, valor, inteligencia, adaptabilidad, estabilidad emocional, enorme capacidad física y mental; debe ser un experto en buceo de profundidad, en maniobras de escape y supervivencia, poseer enorme adaptabilidad para vivir en compartimientos estrechos y oscuros durante largos periodos, desempeñarse con precisión y habilidad en las máquinas, electricidad, armamento y sonares; debe conocer para qué sirve cada tornillo y sistema de la nave,  y  debe hablar un  lenguaje que pocos conocen: el de las profundidades oscuras y silentes del mar.

En ese único mundo tan especial cuando se sumerge el submarino, el submarinista no se asoma a puertas o ventanas, no siente la brisa del viento ni recibe los rayos del sol; abordo, cada uno dependerá siempre del otro más allá de cualquier jerarquía, por la necesidad de complementarse en situaciones extremas.

En Colombia hemos estado muy atentos al percance del submarino de la hermana nación argentina; interiorizamos las angustias y los sentimientos de los familiares de los 44 valientes submarinistas.

Muchas hipótesis se han expuesto a raíz del suceso del San Juan, pero más allá de cualquier presunción, propongo centrar la atención en el grado de unidad y sensibilidad de los argentinos por sus militares, en las historias y vidas de cada uno de estos 44 marinos, en el amor y la fe que expresan sus familiares vigilantes sobre el horizonte del mar, buscando respuestas y noticias de sus seres queridos, alimentando la esperanza que mitigue su profundo dolor.

La enorme solidaridad de los marinos del mundo, se podrá leer en las bitácoras de dieciocho marinas amigas de Argentina, que han desplegado modernos medios navales y aéreos durante las operaciones de búsqueda y rescate; trabajan juntos Argentina y Gran Bretaña; están abarloadas por la misma causa, las naves de Rusia y Estados Unidos; la marina de nuestro país está presente; no existen diferencias políticas, solo les abriga ese profundo sentimiento de hermandad que se aprende en el mar.

Todos los navíos que apoyan a la marina Argentina rastrillan palmo a palmo la zona donde debería localizarse el submarino desde su última noticia el pasado 15 de noviembre, cuando tomó contacto con su base en tierra por última vez, a 240 millas náuticas de la costa.

Cada familia de estos 44 valientes sufre su propio calvario, carga su propia cruz; me he fijado en el testimonio del capitán de navío Jorge Bergallo, padre del capitán de corbeta Jorge Ignacio Bergallo, segundo comandante del submarino San Juan y transcribo algunos fragmentos de este gran hombre, quien habla desde su corazón de padre y de marino... de patriota.

 Como militar me quedo con la parte positiva...; estos cuarenta y cuatro tipos, estaban navegando, estaban haciendo lo que eligieron hacer; estaban prestando un servicio que el país necesita y que ellos se ofrecieron a darlo; y ese sacrificio fue póstumo, o fue total; pero sabían eso y lo eligieron y lo asumieron y es un ejemplo para todos; para cuarenta y cuatro millones de personas..., es un ejemplo para un montón de marinos y de militares que a veces perdemos conciencia y noción de porqué somos marinos, y porqué somos militares y los riesgos que eso implica.

El martirio no se elige, es una gracia concedida, y ellos tienen la gracia de estar donde eligieron estar..., de estar en su salsa, en su medio que es el mar y estar en patrulla eterna, ahí, hundidos como mojón, como hito, como los trescientos espartanos

Ellos..., cuarenta y cuatro, están ahí para marcarnos a todos algo; y tenemos que verlo como sociedad, y tenemos que verlo como país y tenemos que verlo como marina, como fuerzas armadas,.. .ojalá que sirva su sacrifico, su entrega para hacer una país mejor, para hacer una marina mejor, para hacer una política mejor...

Y tal vez esto sirva para que el país redescubra lo que tiene en mucha gente olvidada, postergada, y oculta...,

En la batalla de Jutlandia, que fue una gran batalla entre la flota alemana y la flota inglesa en la Primera Guerra Mundial, un almirante alemán en el homenaje a los caídos de su flota, dijo algo que a mí siempre me gustó recordar...No llevo flores a la tumba de un marino, llevo un trozo de sal, que es fruto del mar y es su destino...Yo llevo sal y brindo por los cuarenta y cuatro que son un faro en el mar...

 

El martirio no se elige, es una gracia concedida... lo ha dicho el capitán Bergallo y vale la pena escucharlo:

Sus hermosas palabras producen un enorme nudo en la garganta, porque su sublime expresión nace del fondo del corazón de un militar que quiere a su nación y que ama infinitamente a su hijo; él, es un héroe como miles que existen en todos los países del mundo y en nuestra amada Colombia...; los submarinistas son seres especiales, ellos lloran a solas, no se lo cuentan a nadie; en el silencio, solo los escucha y comprende el inmenso mar.

El gran amor entre los marinos y el mar, nunca muere..., es una llama eterna, que orientará como faros, a las estrellas del universo que se expanden en su ruta hacia la eternidad.

https://twitter.com/rafacolontorres

 

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