Todo arrancó el pasado domingo 21 de junio en la noche. La familia de la niña de 12 años departía en su casa. Iban a hacer una cena, hacía falta el jugo. La niña fue la encargada de subirse a un árbol y bajar con un palito las 8 guayabas que hacía falta para hacer el jugo
En la casa sus familiares esperaban pero pasaban las horas y no sucedía nada. Incluso estuvo la comida y la niña no llegaba. La comida quedó fría sobre el mantén de hule. Su hermana le pidió a su mamá que se relajara al verla tan angustiada. Es que ya era la madrugada del lunes y la niña no aparecía. Cuando se hizo de día todos salieron a buscarla.
Se encontraron con un grupo de soldados -muchachos de 17 a 19 años- cerca a la escuela del lugar, en una casa que tenía un potrero enorme. Eran siete. Le preguntaron por la niña pero ellos no dijeron nada, sólo que la habían visto en la mañana pero en la tarde no. Era mentira. La tenían escondida en una casa. Una cuñada de la niña fue la que se dio cuenta. Estaba en un potrero toda magullada, estropeada, rengueante.
Los doctores la vieron y aunque físicamente se recuperará, las heridas emocionales difícilmente se cerrarán. En un principio la menor dijo que aunque fueron 7 los soldados que la intimidaron, uno de ellos no la tocó. Luis Marino Ospina, Comandante de la Quinta división del ejército, afirmó que los soldados iban a completar su año de servicio y, en unas declaraciones que indignaron al país “ellos no estaban en sano juicio” algo que los familiares de la pequeña negaron ya que no vieron mayor alteración de conciencia por parte de los uniformados.
Las autoridades indígenas pidieron justicia inmediata en este video:
Justicia ordinaria o justicia indígena, pero que exista JUSTICIA por la violación sexual a una niña indígena de 12 años del pueblo Emberá de Pueblo Rico Risaralda, cometida por 7 militares del ejército de Colombia #ViolenciaInstitucional #ViolenciaDeGenero #EjercitoViolador pic.twitter.com/9sowUVXj1V
— Pablo Cala (@Pablo_Cala) June 25, 2020