Había llegado con su esposo Francisco Lagarraña a Miranda Cauca, su máxima ilusión era tener un salón de belleza. Juliana tenía 36 años y siempre quiso tener su propio local. Quería sacar su familia adelante. La última vez que vio a su mamá fue en el 2018. Entre el 2012 y ese año estuvo viviendo con su mamá Gloria Diaz en Europa. En el colegio, antes de hacer el cambio, fue personero.
En este momento se dedicaban en Miranda a vender pollos. Todo cambió cuando la bala de un soldado rompió su pecho. Ella se había conocido con Francisco en Jamundí en el 2016. Él la conveció de irse a vivir con él en Miranda. La familia de él tenía un parqueadero en ese municipio. El hecho de que estuvieran andando en carretera el pasado jueves 24 de septiembre era hacer vueltas en Jamundí, donde la pareja tenía un perrito.
Pero siempre que pasaban por el retén en la carretera se burlaban de ella, se reían por su escogencia sexual. Ayer todas esas bromas terminaron con un balazo en el cuerpo de Juliana. Según la mamá de la mujer asesinada los soldados salieron de un rastrojo a disparar y en diálogo con la W se preguntaba ¿Será que estaba consumiendo algo? ¿Por qué mataron a mi hija? ¿Por qué no le hacen una prueba de sangre al chico?
Juliana no tuvo nunca antecedentes. En Jamundí todos la querían.
La madre de Juliana viajará mañana gracias a las gestiones hechas por el presidente Iván Duque.
La pregunta que todos nos hacemos es ¿fue un crimen de odio?. Doña Gloria contó también que el papá de Juliana la rechazaba por su elección sexual. Una de las cosas más dificiles para un colombiano es ser trans.