A no todos los soldados les daban plata o permisos para obtener bajas de guerrilleros. Es tanta la miseria que puede vivir un soldado colombiano que se puede vender por un plato de comida, por una hamburguesa. Esa era la paga que muchos soldados recibían sólo por presentar bajas. Una hamburguesa en la noche. Por eso, según han confesado a la Justicia Especial para la Paz, muchas veces los soldados agarraban discapacitados, gays o indocumentados y los mataban para hacerlos pasar por guerrilleros. La recompensa no eran permisos o plata sino una hamburguesa.
Cementerios como el de Dabeiba en Antioquia son testigos mudos de esta vergüenza mundial, un genocidio que se dio por el afán de la Seguridad Democrática de obtener resultados rápidos y contundentes. Un horror del cual sabemos tan poco pero que, cada vez que sabemos algo más de él, nos hiela la sangre.