El poder-saber disemina su poder en relaciones de poder, donde cada estamento social, político, tiene un micropoder encargado de fabricar personas útiles y obedientes, o dicho de otra forma, COLOMBIANOS. Seres seudoelitistas, que admiran lo que no es propio y desprecian lo propio, desvalorándose con cada valoración. Prototipos que se distancian de su propio ser, adaptando identidades innecesarias, que benefician al mercado y no al ser. Personas fácilmente manipuladas, con necesidades absurdas en sus débiles fibras cerebrales, distraídos en ridiculeces olvidan las verdaderas necesidades, volviéndose seres útiles y obedientes, que forman una cultura disciplinaria.
Son personas que habitan un lugar que no conocen, con los pies en Colombia y la mirada en otras latitudes, que viven en un realismo mágico, pero hacen parte de una realidad trágica que desconocen, en este lugar los libres pensadores son excluidos y observados con recelo. Qué significa pensar diferente en el contexto Colombiano?, además de la condena al ostracismo social, significa ser un blanco militar, ser señalado de tener pensamientos peligrosos, de padecer locura (la antítesis de la razón), de ser anacrónico. Desalinease de los procesos disciplinarios, dejar de ser un espectador de la política, pasar a ser un “entrometido”, cuestionar la cultura de nuestro país, es un gran peligro.
Consecuencias de RAZONAR, de luchar por las verdaderas causas sociales, pero, por qué arriesgarse?, porque corrí un riesgo: estudiar, y ya lo familiar me repugna y no puedo volver a ello. Pero la razón más fuerte es porque en realidad si me preocupa Colombia, tengo los pies en Colombia y la mirada en su gente y su territorio.