En el derecho, la imparcialidad es un principio inquebrantable. Un juez debe actuar sin sesgo, sin influencias externas y con la única misión de garantizar la justicia. En el fútbol, el árbitro es el juez del partido, aquel que debe aplicar las reglas con equidad y sin favoritismos. Sin embargo, en Colombia, la justicia en la cancha parece estar lejos de ser ciega. Semana tras semana, se repiten los escándalos arbitrales que ponen en duda la transparencia y la competencia en el fútbol profesional.
La imparcialidad: un principio ignorado en el arbitraje colombiano
Si en el derecho un juez se aparta de la objetividad, su fallo puede ser declarado nulo, y hasta puede ser sancionado. Pero, ¿qué pasa cuando un árbitro actúa con evidentes sesgos o comete errores sistemáticos que afectan a ciertos equipos más que a otros? La ausencia de sanciones y la falta de un verdadero control sobre los jueces de la cancha hacen que el arbitraje en Colombia esté bajo la constante sospecha de ser influenciado por factores externos.
El poder oculto detrás del silbato
En el derecho penal existe el principio de que la corrupción se alimenta de la falta de controles. En el arbitraje, este mismo fenómeno se repite. ¿Cómo se designan los árbitros en Colombia? ¿Por qué algunos árbitros con historiales cuestionables siguen dirigiendo partidos de alto nivel? La falta de transparencia en la elección y evaluación de los jueces del fútbol deja abierta la puerta para favoritismos y presiones externas. Existen árbitros que, sin importar su bajo rendimiento o sus errores constantes, siguen siendo designados para dirigir partidos clave, lo que genera desconfianza entre jugadores, técnicos y aficionados.
Falta de controles y consecuencias
Si en el sistema judicial un juez puede ser investigado y sancionado por sus decisiones, ¿por qué en el arbitraje colombiano esto no sucede con la misma contundencia? Los errores arbitrales pueden cambiar el rumbo de un torneo, afectar el futuro de un equipo y hasta provocar crisis económicas en los clubes. Sin embargo, las decisiones de los árbitros no son revisadas con seriedad, y las sanciones cuando existen son mínimas. Esta falta de controles genera un círculo vicioso en el que los mismos errores se repiten sin consecuencias reales.
¿Cómo lograr un arbitraje más justo en Colombia?
Así como en el derecho existen tribunales superiores que revisan las decisiones judiciales, el fútbol colombiano necesita un sistema real de control sobre los árbitros. Implementar revisiones independientes de sus actuaciones, establecer sanciones cuando haya decisiones repetitivamente erróneas y transparentar el proceso de designación de árbitros serían pasos fundamentales para recuperar la credibilidad del arbitraje en el país. Sin estos cambios, los hinchas y equipos seguirán sintiendo que, en Colombia, la justicia en el fútbol no solo es ciega, sino que a veces parece mirar para el lado que más le conviene.
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