En el año 2015, la negociación entre el gobierno Santos —liderado por Humberto de la Calle— y la guerrilla de las FARC atravesó una de sus peores crisis. Un documento de siete puntos fue la ruta a seguir en La Habana, y los tres primeros habían sido medianamente resueltos; sin embargo, cuando se comenzó a hablar sobre justicia transicional, penas alternativas y víctimas, la mesa de negociación se estancó. Pasó un año sin que De la Calle lograra llegar a un consenso con los jefes de las FARC, liderados por Iván Márquez, quienes siempre se consideraron unos revolucionarios que no se iban a someter a la justicia del enemigo.
El entonces presidente Juan Manuel Santos decidió buscarle una solución al problema que ya le traía duras consecuencias políticas en Colombia. Cada semana y media Humberto De la Calle y su equipo negociador viajaban de La Habana a Colombia a darle un informe, pero en los últimos no había nada nuevo. Mientras tanto, la oposición encabezada por el expresidente Álvaro Uribe le metía presión a su gobierno y desde el Congreso se hacía sentir. Poco a poco un ambiente de desconfianza se iba generando en la sociedad. Y las FARC le dieron la razón. En abril de 2015 un pelotón del Ejército fue atacado en una emboscada por la guerrilla, causando la muerte de 11 soldados, todo en medio de un cese al fuego bilateral. El proceso de paz, a punto de terminarse, dependía de la voluntad en La Habana.
Pero la solución no llegó desde Cuba. Santos buscó a Timochenko y entre los dos decidieron crear un grupo de "juristas" independiente a la mesa de La Habana. A Humberto de la Calle no le contaron nada, y el llamado cónclave le reportaba directamente a Santos. El gobierno puso tres nombres y la guerrilla puso otros tres nombres. En solo dos meses, el rector de la Universidad Externado, Juan Carlos Henao; el conservador Álvaro Leyva Durán; el nortamericano Douglas Cassel; el abogado Diego Martínez, el español y asesor jurídico Enrique Santiago y el exmagistrado de la Corte Constitucional Manuel José Cepeda tenían un primer borrador de lo que sería la JEP.
En el apartamento de Juan Carlos Henao se reunió este grupo de juristas que se inventó la JEP y logró destrabar la negociación en La Habana. Foto: Captura de pantalla del documental La Negociación, de Margarita Martínez.
Las reuniones se hacían en el apartamento de Henao, y el ambiente, en contraste con la mesa de La Habana, estaba atravesado por el compañerismo y la necesidad de sacar la negociación adelante. El español Enrique Santiago, quien actualmente es secretario del partido comunista de su país y llegó al equipo asesor de la guerrilla por recomendación de Piedad Córdoba, rápidamente se puso al frente de "los juristas", como eran conocidos en Palacio. cuando Humberto de la Calle se enteró que había un equipo paralelo al de la mesa que trabajaba en el tema de justicia sin que él supervisara las propuestas, presentó su renuncia. “En una jugada audaz, pero riesgosa, el Presidente abrió un grupo de seis juristas para ‘negociar’ el componente justicia. Esto dio lugar a algunas turbulencias y ambigüedades”.
Sin embargo, para Diego Martínez, el tema iba más allá de un grupo negociador. "Si se solucionaba el tema de justicia, podía haber un acuerdo de paz", recordó en varias oportunidades. Y es al parecer en La Habana no habían logrado sacar el tema de la justicia transicional de la justicia penal tradicional del país. Por eso el grupo de seis, que trabajó armónicamente durante varios meses solo con la resistencia del norteamericano Cassel que consultaba constantemente los avances con Washington, se ideó la Jurisdicción Especial para la Paz, un sistema independiente que se sale de toda lógica tradicional.
Al final, el presidente Santos logró calmar las ánimos de De la Calle y lo convenció rápidamente de continuar siendo el jefe negociador. De la Calle catalogó el hecho como un golpe de Estado, golpe del que nació la JEP que ahora él defiende a ultranza en el momento en que el presidente Duque objetó parcialmente la Ley Estatutaria que le da vida.
