Puede que la decisión de La Gata, Enilce López, de declarar en la JEP incomode a muchos por sus conexiones con fuerzas paramilitares y políticos colombianos, pero sin duda su presencia en el tribunal para la paz será un elemento fundamental para esclarecer los oscuros hechos que sacudieron la Costa Atlántica en la época más recia del paramilitarismo en Colombia.
Y es que la vida de Enilce López, que daría para crear para una telenovela enmarcada en su victoria sobre la pobreza a partir de leer cartas de tarot, vender y comprar arroz con gallina montada en una chalupa y finalmente consolidar un negocio de venta de chance que se convirtió en una de las industrias más prósperas del caribe, se ve opacada porque la polémica empresaria fue condenada a 37 años de prisión por la muerte de un celador que mandó a matar por ser supuestamente miliciano de las Farc. Una acción que tuvo como propósito vengar el robo de un auto de líderes paramilitares, quienes luego la delataron para obtener beneficios judiciales.
La Gata, además es conocida por haberse involucrado con el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, alias el mexicano, y por crear el 11 de marzo de 1996 junto al hacendado, Álvaro Botero Maya, la Convivir Esperanza Futura, una colectividad que se estableció como defensa para el avance guerrillero en la costa, pero que luego sirvió para establecer un control estratégico sobre el negocio del chance a punta de muertos y desapariciones de las que hoy no se sabe nada.
Es que, en menos de 72 meses, después de la consolidación de la convivir, fueron asesinados 18 empresarios, una estela de crímenes en las que se vieron involucradas varias empresas de La Gata, pero que hoy están cerradas en la Fiscalía por no ser investigadas en los tiempos legalmente establecidos.
Y, por si fuera poco, La Gata, quien tenía un poder económico absoluto a lo largo y ancho de los departamentos de Bolívar, Magdalena, La Guajira, Cesar, Córdoba y Sucre, también impactó en la vida de costeños a través del poder político. Se dice que ella determinaba tras bambalinas quién y cómo gobernaba y está comprobado que financió las campañas de varios políticos colombianos, incluida la del líder de la seguridad democrática en 2002.
Debe ser por razones cómo las anteriores que muchos no quieren que La Gata llegué a la JEP, porque allí la verdad, en principio, deberá primar por encima del beneficio personal, en un país cuyo pasado oscuro aún no ve la luz al final del túnel.
