Cuando la semana pasada, varios medios de comunicación cubrieron la noticia de un perro que había perseguido una ambulancia en Villa de Leyva, muchos televidentes no sabían que la noticia no era real. O mejor dicho, que sí se trataba de la parte de una historia de ficción que podrían entender mejor cuando vieran el comercial llamado 'Amigo del alma', que Interrapidísimo preparó para el Día del amor y la amistad.
La pieza audiovisual es bellísima, comienza con un hombre hablando de los mejores momentos que vivió con alguien muy cercano, mientras la audiencia puede especular si se trata de algún amigo fallecido o incluso de alguna pareja homosexual. Pero cuando el comercial termina, se descubre que en realidad se hablaba de un perro, una de las mascotas más leales que tienen muchos colombianos.
Al igual que ocurrió con los anteriores comerciales de la Copa América (el de Maturana) y el día de las madres, la música de este comercial fue hecha por Diego Cáceres. El tecladista de la agrupación de rock bogotana The Mills, quien también trabajo en una propaganda de la actual candidata presidencial Kamala Harris y con cortometrajes para el canal infantil Nickelodeon o la empresa que hace películas de superhéroes conocida como Marvel.
En sus redes sociales Diego contó el proceso, que sirve para entender por qué es tan difícil evitar derramar lágrimas con el comercial, más allá de lo bonita que puede resultar la historia entre el perro y su amo. En el video difundido en sus cuentas de Instagram y Tiktok, el músico detrás de clásicos del rock y pop bogotano como "Amor depredador" o "Guadalupe", muestra el proceso de componer la canción y elegir las armonías más pertinentes para la pieza.
Además, muestra cómo cambia la canción desde su composición original y hasta la versión final que ya tiene violines incluidos.
El video concluye con Diego mostrando la importancia de que este tipo de composiciones tengan un silencio puesto en el momento exacto. Un recurso parecido al que meses atrás había utilizado en una de las escenas del comercial del Día de las madres, el del soldado que hace todo lo humanamente posible para mandarle un osito de peluche a su abuela.
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