Desde la salida forzosa de Manuel Alberto Casanova y otros tres altos funcionarios de la cúpula de la Dirección de inteligencia nacional a finales de febrero, se sabía que su destino tenía que ser un cargo en el exterior. Son muchos los secretos que guarda no solo de la vida personal del Presidente, sino también de muchos funcionarios del alto gobierno y del Estado colombiano.
Su aterrizaje en la Dirección de Inteligencia no fue fácil. Casanova, uno de los civiles claves en los enlaces de la guerrilla del M-19 para sus movimientos urbanos, y por tanto un experto también en inteligencia, les puso la lupa a los 400 funcionarios que había, buena parte de éstos provenientes del oscuro DAS.
Es cercano desde su militancia a Gustavo Petro, igual que su otro incondicional Augusto Rodríguez, quien es actualmente el director de Unidad Nacional de Protección y quien siempre formó parte de la Unidad de Trabajo Legislativo de Petro en el Congreso.
Con la salida de Casanova, el Presidente pudo hacer un enroque: traer a la politóloga Laura Sarabia al Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), quien escampaba en la dirección del Departamento de Prosperidad Social (DPS) y trasladar a Carlos Ramón González, también ex guerrillero del M-19 y fundador del Partido Verde.
El dominó lo terminó de completar con un cargo diplomático
Casanova, de quien se sabe muy poco más allá del hecho de que era un hombre bastante respetado en la guerrilla, estuvo cinco meses en el limbo, puesto que el Presidente, quien durante su gobierno les ha dado mucho juego a excompañeros de militancia, le tenía otro rumbo preparado.
Ahora, empaca maletas para viajar a Alemania, donde se convertirá en el nuevo cónsul de Colombia en Berlín, ciudad en la que está todavía Jorge Hernán Jaramillo. El exdirector del DNI, bilingüe graduado en el colegio suizo Refous de Bogotá, estudió filosofo en la Universidad de los Andes y tiene una experiencia profesional variada en la que destaca haber trabajado en la Caja de Vivienda Popular y en la Secretaría de Integración Social durante la Alcaldía de Petro en Bogotá. Pero, al no ser de carrera diplomática, su nombramiento va nuevamente a motivar demandas dentro de la Cancillería.
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