Cuando el 30 de mayo del 2014 Ricardo Orrego Arboleda viajó con el equipo de Caracol a cubrir el mundial de Brasil sabía que se perdería el nacimiento de sus mellizos. Su esposa, Lorena Hernández, aceptó el hecho a sabiendas que, antes que cualquier otra cosa, Orrego es un enfermo por su trabajo. Por eso, mientras cubría las incidencias de la selección Colombia en el que sería su mejor mundial, tenía el corazón puesto en su esposa.
Nacido en Manizales en 1975, Orrego tuvo en Robin, su papá, a su primer maestro. Él le transmitió esa pasión que nunca ha escondido por el Once Caldas. Aún recuerda, a inicios de los años ochenta, cómo cada domingo caminaban juntos por las empinadas calles de la ciudad para llegar al viejo estadio Fernando Londoño y Londoño para hinchas del blanco, blanco.
Cuando se graduó del colegio le dijo a su papá que quería ser periodista. El único consejo que le dio el viejo fue que prefería un hijo médico y no un periodista, pues nunca les quedaba tiempo para otra cosa que no fuera su profesión. Con el ánimo en el pecho, se puso a estudiar en la Academia Comunicando y en 1992 le llegó la oportunidad en Telecafé en un programa que se llamaba Miscelánea Deportiva. Cuando le dijeron que tenía que cubrir 10 minutos del programa con su labia no pudo dormir, vomitó, se enfrentó a sus miedos y triunfó. Orrego, un apasionado del fútbol, así como lo es con su trabajo, siguió el camino de varios hijos de la capital caldense que se han convertido en prestigiosos periodistas deportivos como Javier Hernández, César Augusto Londoño o Carlos Antonio Vélez.
Veintinueve años después este hombre de 46 años, padre de tres hijos, esposo de Lorena, sigue sintiendo el mismo temor cada vez que debe transmitir desde alguna parte del planeta. Lleva 6 mundiales encima y tres juegos olímpicos. Ahora, desde Tokio encabeza la ofensiva de Caracol que ha encontrado en los mexicanos de Claro su principal rival en Rating. Orrego se ha convertido en una de las imágenes del canal que decidió jugársela con una nueva apuesta: Caracol Sports, un espacio que él presentó al público y estrenó siendo su corresponsal más destacado, incluso llegando a trabajar hasta 16 horas diarias para narrar las hazañas de los deportistas colombianos.
Para Orrego, aunque ama a su familia, lo primero siempre será el trabajo. Su profesionalismo se puso a prueba durante el mundial de Brasil. El 1 de junio de 2014, mientras Lorena comía con los primos de Orrego, sintió una leve molestia en su estómago. Ricardo estaba en Río de Janeiro y una vez llegó al hotel llamó a su esposa. Ella le recomendó que no se alarmara, que igual faltaban unos días para el parto de los mellizos. Pero todo se adelantó y en la madrugada tuvo que llamar a su mejor amiga, Marcela Villegas, esposa del futbolista Sergio Galván Rey -por quien la pareja se conoció- para que la llevara al hospital. El 2 de junio, mientras estaba con su jefe y amigo, Javier Hernández Bonnet, recibió la noticia: sus dos hijos, Samuel y Rafael, habían nacido sin ningún problema.
Ricardo Orrego espera desde Tokio poder contarle al país los triunfos de Yuberjén Martínez y Anthony Zambrano, las dos últimas esperanzas de medalla que tiene el país en estos olímpicos que están entrando a su última semana. Lo hará con la misma tranquilidad y rigurosidad de siempre y también con los mismos nervios, los que tiene cada vez que transmite y vive los partidos de su amado Once Caldas.
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