No puedo evitar pensar lo irónico que es ver a Shakira todo el tiempo agradeciendo a su natal Barranquilla cuando en realidad fue Bogotá la ciudad que la hizo famosa. Si bien es cierto que Shakira nació y se crió en la arenosa, la ciudad que le dio el impulso para perseguir el estrellato internacional fue la capital. De haber sido por el público que tenía en la costa, Shakira jamás hubiera tenido una presentación como la del fin de semana pasado en el Super Bowl y seguiría animando fiestas privadas.
Qué rápido olvidó la mujer de los pies descalzos que sus primeros triunfos musicales sonaron en las discotecas de la quince en una Bogotá noventera; en su tierra natal preferían a Joe Arroyo y a Juan Carlos Coronell. A ella, que estaba bastante influenciada por artistas como Michael Jackson y todo el movimiento de rock en Estados Unidos, no la bajaban de "corroncha". Esto sucedía porque en la provincia no estaban preparados para reconocer a una figura novedosa y arriesgada que era totalmente diferente a la música de pueblo que por aquellas décadas reinaba en el Caribe colombiano. La Shakira de pelo negro, la misma que era una niña gordita y enamoradiza, es un claro ejemplo de que nadie es profeta en su tierra.
Naturalmente que el hecho de ser costeña fue importante para que Shakira sea lo que es hoy día. Como también lo fue el tener raíces árabes y una personalidad que le permitió romper los moldes impuestos por el contexto local donde le tocó nacer. Si Shakira se hubiera preocupado en complacer a la costa se hubiera dedicado a cantar vallenatos o música tropical. En caso de haberlo hecho seguramente habría tenido un éxito más rápido pero no habría trascendido. De haber sido por la costa que tanto quiere, Shakira jamás hubiera sido Shakira. Sino que lo diga Maía.