Flor Gallego, lideresa del oriente antioqueño, cuenta el contexto del conflicto armado que tuvo que vivir esta subregión del departamento. Relata lo que implicó la desaparición forzada de sus seres queridos en el municipio de Carmen de Viboral, en la vereda La Esperanza, y el conflicto que ahora continúa contra la desaparición de los ríos y la naturaleza a manos de privados, con la presunta connivencia del Estado y Cornare.
El Movice (Movimiento de Crímenes de Estado) nació en 1996 como consecuencia de las ejecuciones extrajudiciales o mal llamados “falsos positivos”. Se creó con el objetivo encontrar la verdad de las personas desaparecidas y buscar la justicia, la reparación integral y la no repetición de los hechos victimizantes.
“En Colombia hay 23 capítulos y otros a nivel internacional, no ha sido nada fácil, la persecución, el rechazo, la indiferencia del mismo Estado, no querer reconocer estos hechos, las amenazas e incluso personas han sido desaparecidas que le han venido trabajando a este tema. Denuncias de los familiares de lo que ha pasado en nuestro territorio, en la vereda La Esperanza no ha sido un proceso fácil. Allá tuvo que ver los agentes del Estado con la desaparición de nuestros desaparecidos. Gracias al Movice se ha podido reconocer que hay paramilitarismo, que el Estado trabaja en conjunto con el Ejército y la Policía”, cuenta Flor Gallego.
Estos hechos se esclarecen desde las denuncias, el 20 de agosto es el día internacional del desaparecido. Ellos continúan buscando sus desaparecidos y los quieren encontrar, desean que toda la sociedad civil se una para encontrarlos. Necesitan saber qué pasó, salir de esa incertidumbre para saber qué ocurrió con su esposo, su hermano y su prima, que el Estado reconozca que han sido parte de tantas desapariciones.
“Es una vergüenza que en nuestro país haya tantos desaparecidos y que Antioquia sea el departamento donde hay más población víctima. Queremos saber quién dio la orden, cuáles fueron los militares que la efectuaron. Que se pare el asesinato de los líderes sociales, no más desapariciones, que el Estado no trabaje más con grupos armados; con este gobierno se fortaleció el paramilitarismo”, asegura la lideresa.
En el oriente antioqueño es complejo la búsqueda de la verdad, en este momento en esta subregión hay alrededor de 2.000 desaparecidos y realmente han sido muy pocos los que han sido encontrados. Si en Colombia hay 120.000 desaparecidos se han encontrado cerca de 30.000, entonces quedan 90.000 pendientes por encontrar. La búsqueda por la verdad desde la Esperanza aún sigue impune, es un caso de indiferencia, un proceso de 24 años sin descanso; día y noche denunciando porque ellos no desaparecen de sus memorias, de sus mentes y sus corazones; aunque aún no han encontrado a nadie.
“Todos campesinos, son más de 100, hemos venido trabajando en el sentir está la resistencia de todas estas familias que se rehúsan a resignarse y desfallecer sin saber qué pasó con los desaparecidos. Logramos llevar este caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, señala Flor Gallego.
Luego en 2013 la CIDH falló a favor y desde hace siete años lograron que la Unidad de Víctimas reconocieran que son sujetos de reparación integral, pero ahí quedó, porque aún no han contado con un proceso de reparación colectivo. El 2017 salió la sentencia condenando al Estado por estas desapariciones. Fue vergonzoso para ellos que la Fiscalía hablara sobre este proceso a partir de la ley 975 de Justicia y Paz justo cuando ya iba a caducar, entonces los llevaron al Magdalena Medio donde operaban estos jefes solo para legalizar los recursos, porque estos jefes paramilitares como Ramón Isaza estuvo 8 años en la cárcel, pero nunca les dijeron qué pasó con sus familiares. Era muy duro para ellos escuchar de boca de los victimarios que tenían a sus familiares amarrados y vendados y que luego los tiraron en un terreno, luego fueron a excavar, pero no encontraron a ninguno.
“Es terrible uno escuchar esto, la máquina trabajó desde la mañana hasta la noche y no encontró nada. Prácticamente esto lo hicieron para presentar algo y facturar los recursos que ya estaban asignados y después volvieron a hacer la búsqueda en el mismo territorio que no habían encontrado nada. Pese a que hemos soportado muchas mentiras de la búsqueda de nuestros desaparecidos, continuamos pidiendo la verdad. El Estado tiene pendiente el reconocimiento de aseverar que los campesinos eran campesinos y no guerrilleros como los hicieron pasar. ¿Cómo nos dice el Estado que nos quiere hacer un reconocimiento virtual? Eso es un insulto para nosotros” asevera Gallego.
Con la Fiscalía aseguran haber tenido muchas dificultades porque estudiaron a 90 soldados que estuvieron en La Piñuela, que es en Cocorná, el municipio contiguo al Carmen de Viboral, esto solo con el objetivo de tener algo que mostrar frente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero la investigación la han dilatado porque en ese lugar solo hubo 9 militares implicados y no eran 90, para los familiares es claro que el motivo con esto fue prolongar las pesquisas y que la Fiscalía pudiera demostrar que sí estaba realizando su trabajo cuando no era así.
“En el oriente antioqueño tenemos que tener esa memoria de lo que pasó con el embalse de Guatapé, de lo que pasó con el exterminio al movimiento cívico, de los líderes y lideresas desaparecidas en esta subregión. Que hoy tenemos aproximadamente cerca de 60 pequeñas microcentrales en el oriente antioqueño, que no hubo solo más de 2000 desapariciones en el oriente, que ahora desaparecerán los ríos, las quebradas como en Granada o en Marinilla. Nuestros ríos, nuestras comunidades y territorio son un patrimonio de la humanidad; ese patrimonio debe ser cultivado y protegido. No podemos dejar que se vuelva a repetir esto, si anteriormente masacraron, asesinaron y desaparecieron, y ahora que llegan a despojar y a desplazar nuestras comunidades; si desaparecieron nuestros seres queridos, no desaparezcan nuestros ríos porque ellos llevan la memoria de nuestros desaparecidos; esta memoria hay que trabajarla en los colegios, en las escuelas y en las universidades”, manifiesta esta lideresa del oriente antioqueño.
En la Esperanza tienen el proyecto 1 del río Cocorná que colinda con este municipio, así como el proyecto 2. El alcalde del Carmen niega que hay proyectos en este municipio, cuando el afectado es el río Melcocho, el Santo Domingo y desconocen la vereda San Vicente que es parte del Carmen. Desconocer los territorios para darles los territorios a los privados que vienen con sus objetivos.
“Cuando Aníbal Gaviria era alcalde de Medellín, la población víctima fuimos muy atropellados en los plantones por eso no tengo una buena imagen de él. En enero escuché la noticia de cómo se iban a aprovechar de las aguas del oriente antioqueño y eso a mí me preocupa porque Cornare pasa por encima de los procesos organizativos, de todos estos movimientos que surgieron como rechazo a las PCH(s) en esta subregión. El oriente es una región rica en agua, la vereda La Esperanza tiene 17 fuentes hídricas, por eso esto va ligado con la consolidación del Área Metropolitana en Rionegro. Los militares cuando llegan a un territorio, llegan a defender los proyectos hidroeléctricos y no a defender a las comunidades, necesitamos hacer memoria para que no se vuelva a repetir la historia de la guerra”, concluye Flor Gallego.