Azerbaiyán, país caucásico, entre Europa y Asía, abrazado al mar Caspio, mucho le viene aportando al mundo –cuando más ha hecho falta la solidaridad humana– pues impulsó desde la ONU que existiera equidad en la vacunación para salvar vidas del Covid-19.
Durante la guerra que acontece en Ucrania, las autoridades azerbaiyanas –sin pretender protagonismos– han estado enviando toneladas de ayudas humanitarias para el pueblo ucraniano.
En estos tiempos tan difíciles para los europeos, angustiados por los embates del duro invierno que acontecerá y cuando necesitarían de calefacción, Azerbaiyán redobla esfuerzos para poder abastecerlos de gas.
Millones de dólares ha donado el gobierno azerbaiyano al financiamiento de proyectos de conservación desarrollados por la UNESCO.
Tantos han sido los aportes de Azerbaiyán a la comunidad internacional, ejerciendo un liderazgo colaborativo, que mereció el reconocimiento de ser reelegido en la presidencia del Movimiento de Países No alineados, conformado por 120 países.
Mientras la inmensa mayoría de las naciones admiran al solidario Azerbaiyán, en uno de sus países vecinos, Armenia, hay quienes envidian los éxitos azerbaiyanos, fuerzas oscuras, guerreristas, enfermas de revanchismo, tratan de dañar la imagen de Azerbaiyán, manipulando a medios de comunicación y a través de las redes sociales; lo que es peor: agreden militarmente al pueblo azerí.
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Imaginen que, aprovechándose de la noche y de terrenos escarpados, entren a sus territorios, su casa, para plantarles minas explosivas y también disparen a su gente… ¿qué haría cualquier persona?
La respuesta es obvia: ¡Defenderse y contener enemigos! Eso es lo que tuvo que hacer Azerbaiyán para cuidar a su pueblo.
Así pasó este reciente 12 de septiembre, fatídico día en que soldados armenios hicieron una provocación a gran escala, violando las fronteras de Azerbaiyán.
Grupos de sabotaje, actuando en la oscuridad, hicieron uso del terreno montañoso, se pusieron a sembrar minas en las áreas entre las posiciones de las unidades de las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán, y dispararon intensamente contra el ejército azerbaiyano.
Entonces los militares azerbaiyanos se vieron obligados a defender territorios y parar un escalamiento de estas provocaciones tan violentas.
Muchos aún no conocen la historia ¡real¡ y podrían no entender los porqué de este conflicto.
Sepan que el 20% de Azerbaiyán estuvo ocupado durante ¡30 años! por soldados de Armenia, país invasor que nunca respetó los mandatos de 4 resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hasta que los azerbaiyanos tuvieron que sacarlos por la fuerza.
La guerra terminó a principios de noviembre del 2020, con el triunfo de Azerbaiyán, y a partir de ahí, los azerbaiyanos reconstruyen territorios para asegurar el regreso de los desplazados (un millón de personas que estuvieron obligadas a salir de sus tierras, invadidas por los ocupantes armenios).
Hoy la gente regresa feliz de poder rehacer sus vidas y centenares de niños empiezan a estudiar en escuelas construidas con muchos esfuerzos.
Al mismo tiempo en que autoridades azerbaiyanas propician lograrse un acuerdo de paz estable y duradero con Armenia, dirigentes políticos y militares armenios sabotean la pacificación en las relaciones entre los dos países.
Desde esa fecha se trata de hacer valer una Declaración Trilateral (pues Rusia medió entre Azerbaiyán y Armenia) donde fuerzas rusas de mantenimiento de paz se han desplegado en los territorios de Azerbaiyán, pero los soldados armenios insisten en no irse de Azerbaiyán.
Tras casi dos años de la guerra, Azerbaiyán sigue presentado iniciativas de paz: fehacientes son las propuestas basadas en 5 principios para el establecimiento de la paz en la región y la normalización de las relaciones con Armenia.
Sin embargo, Armenia no quieren respetar la integridad territorial y soberanía azerbaiyana, persisten en reclamos territoriales y se niegan a reconocer que la región del Karabaj es de Azerbaiyán.
A pesar de tantos pesares y de las dilataciones de Armenia –con la colaboración de Rusia, Turquía, la Unión Europea– algo se ha podido avanzar en las negociaciones, empero, cada vez que se acercan al logro de un acuerdo pacificador, guerreristas armenios sabotean lograrse la paz.
En esta última y reciente agresión fueron asesinados unos 77 militares azerbaiyanos, martirizados por defender a su pueblo, al país que es su casa.
Ahora el gobierno de Armenia y la abultada chequera de su diáspora, manipulan a los grandes medios y disfrazándose de víctimas intentan engañar al mundo.
La verdad es que Azerbaiyán aboga por la paz y la normalización de las relaciones con Armenia.
La humanidad no quiere más guerras.