Como diría el politólogo Gilberto Tobón: “como yo soy colombiano, pues voy hablar de mi país”.
Del 12 de marzo del presente año hasta la fecha, el gobierno ha adoptado por una cuantía de 46 decretos de carácter legislativo y ejecutivo. Entre ellos, el primero y más importante es a saber: la resolución 385, más conocida como la declaración de emergencia sanitaria por parte del Ministerio de Salud (adoptando medidas de cuarentena obligatoria a nivel nacional), que se complementó recientemente cuando el presidente Duque anunció que la cuarentena programada hasta el día 13 del mes presente se extendería; paradójicamente, algo parecido a lo ejecutado por Pedro Sánchez, presidente de España.
Así mismo, el país de la “paz” y del gobierno “anticorrupción”, a la fecha cuenta con 1.780 contagiados, 50 casos de mortalidad y 100 recuperados. Además, Bogotá se encuentra como una de las ciudades capitales con mayor índice de contagiados, acercándose a los 861 infectados. Lo anterior sin omitir el rechazo a la pretensión del gobierno venezolano de donar 2 máquinas de análisis rápido del virus para así aumentar el número de resultados.
Ahora bien, en el marco de la actual coyuntura nacional, de los datos expuestos anteriormente y de la notable exacerbación del pueblo colombiano ante el miedo inminente de una inanición para los sectores más abandonados del país y, agregándose a ello la extensión de la cuarentena, solo dos preguntas nos restan:
- Entendiendo el hecho de extender la cuarentena, ¿el gobierno nacional actuará con mayor eficiencia en la entrega de ayudas a los sectores de mayor vulnerabilidad?
- ¿Es preciso suprimir la cuarentena, manteniendo algunas restricciones, para aumentar la proliferación económica a corto plazo?
Cada una de las anteriores preguntas constan de argumentación objetiva y/o subjetiva, tomando en cuenta el análisis ejecutado por la Organización Panamericana de Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), respectivamente.
En cuanto, a las medidas del gobierno al extender la cuarentena, estas deben estar sujetas a un pacto nacional, donde todos los gobernantes, tanto regionales como municipales, trabajen de la mano con el presidente Iván Duque, para así velar por el bienestar de la población colombiana más vulnerable, por un lado.
Por otro lado, una pequeña proporción de medidas por parte del gobierno Duque han sido plausibles y otras no tanto. Algunos individuos podrían eximir de la carencia empática del presidente con los sectores más marginados, respecto a sus ayudas para la contingencia actual. La realidad es que aún hoy tan solo una pequeña masa ha podido ser beneficiada de un mercado destinado desde el gobierno a los diferentes departamentos, esperando la entrega imparcial de ellos. Mientras grupos sociales como jóvenes en acción, familias en acción y el adulto mayor han recibido una suma por encima de los 300.000 pesos, con el fin de contrarrestar las medidas decretadas ante la coyuntura nacional.
Asimismo, diversos mandatarios como la alcaldesa de Bogotá (Claudia López), el alcalde de Medellín (Daniel Quintero) y el alcalde de Pereira (Carlos Maya) han tomado acciones que benefician directamente a su población más vulnerable, como, por ejemplo: los subsidios para alimentos, la cancelación de pagos de servicios públicos, la entrega puerta a puerta de mercados, entre otros.
Referencias
Política, R. (5 de Abril de 2020). El Espectador. Obtenido de El Espectador.