El próximo 27 de febrero se llevará a cabo la elección del rector de la universidad a cargo del Consejo Superior Universitario. Quien sea elegido para tomar las riendas de la dirección de la Universidad de Antioquia tendrá que asumir grandes retos en materia de financiación, cobertura y no solo mejorar las condiciones académicas, si no también buscar mecanismos para generar un impacto positivo en la sociedad.
Sin duda alguna, el periodo 2015-2018 a cargo del actual rector Mauricio Alviar deja gran polémica dentro de la comunidad universitaria, especialmente por la difícil situación financiera en la que se encuentra la institución de educación superior, que, según informes de la Contraloría Departamental, los hallazgos fiscales se aproximan a los 2.559 millones de pesos. Sin embargo, el máximo directivo de la universidad ha sido vehemente en insistir en que no existe tal detrimento patrimonial y ha sido esquivo a responder a los reiterados llamados del ente control.
A su postulación a la reelección quedan grandes interrogantes sobre las propuestas para superar el turbulento panorama, ya que como lo han manifestado miembros de la Asociación de Profesores quienes afirman que “los hallazgos [de la Contraloría] se validaron con base a evidencias suministradas por el sujeto de control, apegados a los términos y tiempos para efectuar las actuaciones correspondientes dentro del proceso auditor”.
Vale recordar, además, que la universidad tiene un déficit de funcionamiento de 33 mil millones de pesos correspondientes a los datos arrojados por los informes de los estados contables, que no se encuentran en los informes de Contraloría.
Otro aspecto, al cual el nuevo rector debe de hacer frente,es a articular canales de comunicación con el Estado, para buscar solución al desfinanciamiento de la educación pública por parte de este. Esto amerita que quien sea elegido presidente de la República —elegido en mayo y postulado en agosto—, cree condiciones favorables para no volver a cometer los errores de la actual política educativa, en donde se otorgaron créditos (programa Ser Pilo Paga) que favorecieron a las universidades privadas, y dejaron en el limbo a los fondos de las instituciones públicas.
En conclusión, el próximo rector debe de comprometerse a resaltar el valor de esta universidad y materializar el carácter universal del conocimiento en todas sus esferas, llevando una administración responsable y al servicio de toda la comunidad académica, exaltando la pujanza de los miembros de esta familia universitaria.
