Cuando leo titulares como De la tecnología y la deshumanización de la educación o veo cómo viajan de chat en chat memes de la educación virtual vendida como un profesor hablando por una cámara y el estudiante haciendo cualquier cosa como comer, bailar o dormir, lo cual y para colmo se masifica rápidamente, lo que queda en el imaginario de los ciudadanos es que la educación virtual es un fracaso rotundo y no se da paso a entender realmente que la educación virtual puede ser una gran alternativa a nivel mundial dadas las condiciones actuales. Para empezar, el gran reto es quitar de la cabeza que la educación virtual es solo montar un video, que los estudiantes lo vean y que allí terminó el proceso formativo.
Yo he trabajado dando clases en diferentes universidades desde el 2004 y he aprendido poco a poco el oficio de ser docente presencial universitario y solo llevo medio semestre de educación virtual. Sin embargo, quiero dar mis experiencias acerca de lo que he vivido y lo que pienso acerca de esta nueva forma de enseñar como docente universitario.
Desde mi punto de vista, en la educación presencial mi reto más grande como docente es enamorar al estudiante por aprender mi asignatura y suena muy general lo que estoy diciendo, pero acá me acuerdo en clase de pedagogía hablando sobre qué es ser profesor. Para saber qué era esta palabra nos ponían a rememorar a los profesores que nosotros exaltamos y recuerdo que en la universidad a mí me marcaron mucho dos grandes fisiólogas. Desde ese momento soñé seguir sus pasos, porque sus clases reunían muchas áreas del conocimiento, mostrando en una abscisa y una ordenada forma lógica de explicar cómo funciona el cuerpo humano. Eso para mí fue alucinante y he de decir que esa forma de preparar el tema, de ir siguiendo de manera muy cuidadosa un experimento a otro para llegar a un concepto fue fenomenal. También he de decir que disfruté mucho desde ese momento el área de fisiología, que actualmente enseño y trabajo a nivel de investigación.
Pues bien, de ese recuerdo creo que un desafío fundamental es enamorar a los estudiantes por lo que enseñamos, despertar en ellos la curiosidad y las ganas infinitas de aprender, de leer, de revisar, de quedarse por algún tiempo viendo una gráfica para poder entender qué significa cada línea que en ella se encuentra. Esos son para mí los retos fundamentales de cualquier proceso educativo y ahora que, de un día para el otro cambiamos de forma presencial a virtual, empieza ese tejemaneje aburrido de mucha gente que no está en el área de educación pero que lastimosamente sí tiene los medios para salir en los periódicos y en la televisión diciendo cosas como “Colombia hace el ridículo creyendo que en la cuarentena está ofreciendo excelente educación digital a los jóvenes”. Esas son generalizaciones que de tajo rechazan esta metodología y nos ponen a los docentes como personas que solo podemos enseñar si tenemos un salón y estudiantes sentados copiando, algo que por sí solo no genera aprendizaje. ¿Cómo explicamos que millones de colombianos que van a colegios no alcancen los puntajes mínimos para presentarse a una universidad, estando más de once años educándose allí?
Ahora, un punto de inflexión de mi carrera fue el semestre pasado, porque aunque he tomado varios cursos en línea (denominados MOOC), yo nunca había dado clases virtuales. Sin embargo, he de decir que el reto de ser docente a mi parecer se mantiene y es enamorar a los estudiantes. La verdad no importa si es presencial o virtual, porque de cualquiera de las dos formas se puede lograr. El detalle que no es menor es que los docentes que tenemos grandes habilidades comunicativas tenemos que empezar a desarrollar otro tipo de habilidades, como es el manejo de recursos tecnológicos y la búsqueda de diferentes estrategias que permitan que el estudiante que está en su casa logre los objetivos de aprendizaje.
Y es que la educación virtual requiere de los docentes mayor tiempo de preparación de clase: armar guías de aprendizaje, videos explicativos, buscar textos de fácil disponibilidad, crear actividades como laboratorios virtuales y demás actividades que se pueden hacer por cada clase toma tiempo. Se te pueden ir fácilmente seis a doce horas, e incluso pueden ser más.
Dentro de la experiencia que tuve con una de las asignaturas que dicté, que fue mitad presencial y mitad virtual, he decir que me fue mejor virtual que presencial, dicho por los mismos estudiantes. Los recursos tecnológicos que podemos usar en la actualidad para la enseñanza pueden abordar las diferentes formas de aprender de los estudiantes y es por eso que algunos estudiantes se apoyaron más en las guías de aprendizaje, otros en los videos explicativos, otros en los foros, otros en los encuentros sincrónicos, otros en los laboratorios, etcétera; pero he de decir que una ganancia muy grande de este sistema es que se promueve mucho el trabajo independiente de los estudiantes.
No obstante, si analizamos el contexto general para que los aprendizajes se logren, se llega a la conclusión de que se requieren tres cosas fundamentales:
1. La universidad debe brindar a toda la comunidad los apoyos necesarios. Acá lo tengo que decir: mi universidad nos brindó desde el primer día programas, capacitaciones y ayudas remotas, al igual que a los estudiantes se les brindó computadores. Además, la biblioteca se dotó con una gran cantidad de e-books, lo que permitió que los estudiantes consultaran varios textos.
2. Los docentes contamos con un redireccionamiento de horas de otras actividades y nos concentramos en la docencia, teniendo siempre en mente que era momento de grandes adaptaciones de nosotros y que además era indispensable modificar nuestro material de enseñanza.
3. El deseo del estudiante de aprender y, algo que no es menor tener, internet y un computador con los programas necesarios.
Ahora, esas tres premisas tienen dos grandes problemas que se han arrastrado por años en la educación superior en Colombia, que ahora pueden exacerbar más por este cambio rápido de metodología:
1. El 80% de las universidades no tienen acreditación de alta calidad y además de 12.789 programas académicos con registro calificado vigente, solo el 27 por ciento están acreditados (datos del Ministerio de Educación), que no es nada más y nada menos, como lo dijo la uMinistra de Educación, “yn sello de excelencia que no solo le permite a las universidades afianzar su prestigio en la región, sino ofrecer mejores oportunidades a sus estudiantes y un futuro más prometedor”.
2. La gran mayoría de docentes son hora cátedra. Este tipo de contrato hace que solo se les pague por las horas dictadas y sus contratos suelen ser solo de 12 semanas como está reportado en el artículo Profesores universitarios, asfixiados laboralmente, lo cual hace casi imposible que si un docente que tiene varios trabajos en varias universidades pueda dedicar la cantidad de tiempo que implica la educación virtual.
Además, como lo muestra La mercantilización de la educación superior en Colombia, investigación de Claudia María García, la educación se ha visto como un bien que se comercia según las normas del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios, pero el reto para las instituciones universitarias de Colombia es mejorar la calidad, incentivar la capacitación de los docentes de tiempo completo a nivel doctoral, impulsar la movilidad de los estudiantes y promover la investigación, que son las cosas mínimas que debe tener una universidad pero que muy pocas cumplen. Por lo tanto el reto de Colombia no es la forma de enseñar sino la calidad de la educación.