Cincuenta y dos de los 166 representantes a la Cámara cumplieron con juicio y precisión su deber legal de llenar el Registro de Intereses Privados, una herramienta fundamental como ejercicio de transparencia y un resguardo frente a posibles conflictos o impedimentos.
Sus demás compañeros han cumplido formalmente el deber, pero la mayoría de ellos se limitaron a llenar las páginas que tenían reservadas en el Registro con un simple “NA” (no aplica) o trazaron sobre ellas rayas verticales como expresión de que no tenían nada que declarar.
Con base en la información consignada allí, Las2Orillas pasa revista a los bienes y actividades declarados por los representantes. La información disponible no alcanza un nivel de detalle que permita calcular sus activos, pero sí permite identificar las actividades que desarrollan estos congresistas mientras no están en los recintos del Capitolio Nacional.
La ganadería y otros negocios afines al agro encabezarían un ranking de sus actividades más rentables. Le siguen las inversiones financieras de quienes se definen como rentistas de capital, es decir, prestamistas de dinero, ejercidas a través de empresas legalmente constituidas. Hay quienes reportan rentables inversiones familiares como la explotación de la palma.
Por su puesto hay también pequeños productores y aquellos que reportan pequeñas actividades caseras como la venta de helados y bebidas gaseosas.
La representante Gilma Díaz Arias (Partido Liberal, Caquetá) se destaca entre los que promueven las actividades pecuarias. Ella y su familia trabajan en el mejoramiento genético y el levante de ganado Brahman, gyr, guzeraty y nelore. Es una actividad noble y rentable.
Según los entendidos, una res certificada y campeona puede alcanzar un valor de 500 millones de pesos. La variedad del negocio es importante y garantía de buenos réditos porque habitualmente se combina con pajilla para inseminación e incluye también la preservación de óvulos y embriones. También es socia activa de la Asociación de Criadores de Ganado Asocebú, si bien en su declaración se lee que se trata de una actividad sin ánimo de lucro.
La representante María Eugenia Lopera (Liberal, Antioquia) ha edificado también Una pequeña industria de cría y venta de ganado de leche y carne y de comercialización de cerdos en pie y en canal.
En esa misma franja del negocio están Alfredo Ape Cuello Baute (conservador, Cesar), Jorge Eliécer Tamayo (Partido de la Unión por la Gente, Valle del Cauca), y Carlos Adolfo Ardila (Liberal, Putumayo).
Wadit Alberto Manzur Imbett (Partido Conservador, Córdoba) trabaja la ganadería y la agricultura a gran escala y su eje de negocios es la compañía Manzur Imbett Sociedad en Comandita. También tiene una participación en Matilde Linda SAS. Que vende ropa y calzado en zonas exclusivas de las principales capitales.
Si se le mirara de manera aislada, Alexander Harley Bermúdez (Liberal, Guaviare) entraría en el rango de los pequeños ganaderos. Sin embargo, en su agenda de negocios está en el “la construcción y urbanización de toda clase de edificios para uso residencial”. También es distribuidor minorista de combustible y obtiene también rentas del arrendamiento de establecimientos comerciales.
Como dirigentes del sector han descollado Héctor Mauricio Cuéllar (Conservador, Caquetá), miembro principal del Comité de Ganaderos del Caquetá) y Germán José Gómez López (Comunes, Atlántico), vicepresidente de la Junta Directiva de la Asociación de Pequeños Ganaderos de Tierra Grata.
Para otros como Ermes Evelio Pete (con origen en MAIS y miembro del Pacto Histórico la ganadería es una actividad casera y en su caso hace parte del desarrollo de actividades de autoconsumo como la producción de café y especies menores: gallinas, pollos y pescados. Además, Pete percibe ingresos por el arriendo de inmuebles en Páez, departamento del Cauca. Ha pertenecido al Consejo Regional Indígena del Carca-CRI y a la Asociación de Cabildos Nasa de Tierradentro.
La tradición familiar de Armando Antonio Zabaraín (Conservador, Atlántico) lo podría ubicar en el rango de los ganaderos, pero él –médico de profesión y casado con una dermatóloga- ha preferido que su hija le exprese la vocación agropecuaria.
Karen Astrid Manrique (Circunscripción de Paz) ha buscado restañar las heridas de su condición de víctima del conflicto armado con el ejercicio de empresaria de los sectores agrícola y pecuario.
Algunos de sus colegas se refieren, en broma, a Eduar Alexis Triana (Centro Democrático, Boyacá) como a un pequeño “zar” del sector minero. Él y su familia son dueños de explotaciones de esmeraldas en el occidente de su departamento y de títulos mineros. Después de la pacificación del área de Otanche y de otras áreas donde la “guerra verde”, librada entre 1965 y 1990, dejó numerosas víctimas, la venta y la exportación de estas piedras preciosas ocupa un renglón privilegiado en el comercio exterior del país.
Entre los rentistas de capital se encuentra Carolina Giraldo Botero (Alianza Verde, Risaralda). Ella hace parte de las sociedades Botero Vallejo Ltda., BoterO Cabal S.A.S e I. Botero S.A.S. Declara en su registro ser socia de la Corporación Club Campestre de Pereira.
Entre los rentistas de capital se encuentra alguien que ha diversificado sus actividades. Christian Garcés (Centro Democrático, Valle) tiene intereses en las industrias de alimentos, empaques, medios impresos, cine, creación de software y corretaje de seguros. También es accionista del Club Campestre de Cali.
María del Mar Pizarro (Colombia Humana, Bogotá) tiene una participación del 94% en la compañía Biogar Eco SAS, en Colombia y del 30 por ciento en Biogar Cuidado Ambiental S.A: de CV. Las dos empresas surten los mercados de jabones, detergentes y perfumes. En Cámara de Comercio la empresa aparece con un capital suscrito de tan solo $100 millones, pero los volúmenes de ventas hablan de una mayor capacidad económica.
Hay otros que vienen de abajo. Luis Eduardo Díaz Mateus (Conservador, Santander) es socio de Copetrán, empresa de transporte de pasajeros y de carga, en la que comenzó como conductor y de la que más tarde fue gerente. Tiene una participación accionaria en la Sociedad Soserauto de Bucaramanga.
Aunque su circunscripción electoral es Bogotá, Heráclito Landinez (coalición Pacto Histórico) es fuerte en Norte de Santander en materia de cultivos de palma de aceite de serpentino, al lado de su esposa. De hecho, pertenece a la asociación del sector.
El arriendo de maquinaria pesada, equipos de construcción y volquetas les ha permitido redondear sus patrimonios a John Fredy Núñez (Circunscripción Especial de Paz) y a Jorge Alberto Cerchiaro (Colombia Renaciente, La Guajira).
Si hubiese una franja reservada para pequeños emprendimientos ahí debería aparecer Cristian Danilo Avendaño (Verde, Santander) creador de un servicio de tutorías para estudiantes universitarios denominado Classroom 24. También Elkin Rodolfo Ospina (verde, Antioquia), que ha venido expandiendo una pequeña cadena de restaurantes y panaderías y alterna con consultorías de gestión, organización de convenciones y eventos comerciales, publicidad, formación para el trabajo y práctica médica sin internación.
Al posesionarse como congresista Diego Fernando Caicedo Navas (La U, Cundinamarca) prometió que no dejaría sombra de dudas sobre el origen del último de sus centavos. Mientras varios de sus colegas consideran que no tienen nada por declarar, él se registró como comerciante de hielo al por menor, helados y refrescos y ventas al contado de prendas de vestir.
La medida de la transparencia depende de cada quien.
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