Bien encaminadas van las negociaciones del gobierno con el ELN, la principal guerrilla superviviente de las creadas desde mediados de los 60 del siglo XX para tomarse el poder por las armas. Por eso cayó positivamente el anuncio del cese bilateral del fuego con otros cuatro grandes grupos armados que, sostenidos por el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión, generan desplazamientos y violencia en la región del Pacífico, el departamento del Cauca y el resto del país.
Aunque en el gobierno de Santos se desmovilizaron la mayoría de integrantes de las FARC, el surgimiento de las disidencias demostró que el camino es culebrero y tendrá tropiezos. Sin embargo, el gobierno entendió que nada saca negociando grupo por grupo, pues al concretarse la desmovilización de uno, otros entrarán a disputarse los territorios abandonados.
Desde este punto de vista, la paz total está bien encaminada con el anuncio del cese al fuego bilateral con el ELN y otros 4 grandes grupos, incluyendo a las guerrillas que surgieron con orientación izquierdista, como las disidencias de las FARC, la Nueva Marquetalia y remanentes de los paramilitares (como el Clan del Golfo y los Pachencas, todos financiados con el narcotráfico, minería ilegal y extorsión).
Sobre la incidencia en la región del Pacífico y el departamento del Cauca del cese al fuego bilateral acordado hasta junio por el gobierno con los cinco grupos armados, el diario El Espectador publica:
En el departamento del Cauca, uno de los más azotados por las acciones de los grupos que se acogieron al cese al fuego, el anuncio fue recibido como “un mensaje esperanzador, que se espera contribuya a que las comunidades estén más tranquilas y los liderazgos puedan ejercer el trabajo comunitario”, dijo el líder y consejero indígena Jhoe Sauca, excoordinador del área de Derechos Humanos del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric).
De acuerdo con el Mecanismo de Monitoreo del Sistema Integral para la Paz, desde la firma del Acuerdo de Paz, en noviembre de 2016, hasta el cierre del 2022, se han registrado al menos 2.031 hechos de afectación por cuenta del conflicto en Cauca, y solo el año pasado hubo al menos 29 homicidios de líderes sociales y 7 de excombatientes de las Farc.
“El 2022 fue muy duro. Los grupos armados, intentando imponer la gobernabilidad desde las armas, asesinaron gente por expender drogas, por robos, por extorsiones, pero también asesinaron a los líderes y lideresas, los miembros de guardias indígenas. Notamos que se recrudecieron los hostigamientos, atentados contra la Fuerza Pública que afectaron a población civil, hubo muchos casos de reclutamiento forzado de menores, de señalamientos y persecuciones a las autoridades. Esperamos que con el cese al fuego esto se frene”, dijo Sauca.
Según el Mecanismo de Monitoreo, solo en 2022 hubo al menos 465 hechos de violencia, de los cuales 69 habrían sido cometidos por las disidencias de las Farc coordinadas por Iván Mordisco (en las estructuras Carlos Patiño, Dagoberto Ramos y Jaime Martínez), 6 por miembros de la Segunda Marquetalia y 31 por el Eln.
Claro que en medio del cese bilateral no faltarán los enfrentamientos entre diferentes grupos por consolidarse en territorios en disputa y entrar fuertes a negociaciones con el gobierno. Tampoco faltarán los combates con la fuerza pública que responderá a sus ataques. En todo caso, al final, estos grupos deberán desmovilizarse, pues la guerra como justificación para tomarse el poder o para mantener el sistema ya no tiene vigencia. Con mayor razón, ganó la presidencia un exguerrillero y durante los gobiernos de la seguridad democrática no se pudieron derrotar guerrillas y otras bandas.
Si desean continuar la guerra es motivados por el narcotráfico, la minería ilegal y extorsión. En esas circunstancias serán enfrentados por las fuerzas armadas, como le sucedió a bandoleros o “chusmeros” al estilo de Sangrenegra, Efraín González, Desquite y demás sobrantes de la violencia surgida después del asesinato de Gaitán.
En el plano internacional, en el 2023 se deberá avanzar en la integración suramericana y latinoamericana, reforzada con el consenso de los presidentes Lula de Brasil, Boric de Chile, Petro de Colombia, Fernández de Argentina y López Obrador de México. Es de esperar que por presión interna y externa cesen en su opresión las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Urgen acuerdos de integración para proteger ecosistemas como el Amazonas, acelerar la transición energética y reactivar la economía fomentando el comercio y la cooperación entre los países para potenciar el desarrollo agropecuario, industrial, tecnológico, educativo, científico y el intercambio cultural.
También podrán tener voz unificada ante la ONU y demás organismos internacionales donde las potencias trazan, según sus conveniencias, las políticas que gobiernan el planeta.