Aída Merlano estaría interesada en regresar al país para recuperar sus bienes, que hay quienes calculan en $ 13 mil millones. Estos son una casa de 270 metros cuadrados en Villa Santos, un lugar muy agradable de Barranquilla, cinco apartamentos en un condominio de lujo de la Arenosa llamado Tivoly Plaza y un apartamento de 181 metros cuadrados en Santa Bárbara, al norte de Bogotá. Este último lo compró en el 2012 por $ 1.180 millones de pesos y lo hizo gracias a la generosidad del hombre que la lanzó a la política y con el que sostuvo un romance durante años a pesar de su significativa diferencia de edad, Julio Gerlein.
Se conocieron a finales de la década del ochenta. Aída tenía 16 años y era hija de Domingo "el Monchi" Merlano, un mochilero de confianza de los Gerlein, de esos que tenían la capacidad de amarrar miles de votos en los barrios del sur de Barranquilla, sobre todo el de Buenos Aires donde nació Aída.
Julio Gerlein le llevaba 36 años de diferencia y decía armarla con locura. Aída era un fenómeno político, la mochilera más hábil que los hermanos Julio y Roberto Gerlein habían conocido. En el 2008, subida en los hombros de los Gerlein llegó al Concejo de Barranquilla, cuatro años después llegó a la Asamblea con una cifra récord: 42.275 votos. En el 2014 llegó a la Cámara de Representantes de la mano del cacique conservador y hermano de Julio, Roberto Gerlein. Llegaron con más de 73 mil votos. Era un secreto a voces en la Arenosa las prácticas clientelistas de la Merlano pero todos cayeron en el más profundo asombro cuando descubrieron en su casa de campaña, la de La Casa Blanca, 268 millones de pesos destinados a la compra de votos.
Julio Gerlein, Aída Merlano y Aída Victoria Merlano
Merlano y su hija, Aída Victoria, dependían económicamente de Julio Gerlein. Ella, una humilde muchacha de los barrios del Sur de la ciudad, vivía feliz por estar cerca de uno de los apellidos más elegantes del Atlántico. De origen alemán, el primer Gerlein que tuvo notoriedad en la Costa fue el comerciante Eduardo Gerlein Smulders a finales del siglo XIX y el primer político de la familia que tuvo notoriedad fue Eduardo. B. Gerlein Guell, gobernador del Estado de Bolívar entre el 4 de mayo de 1898 y el 10 de diciembre de ese mismo año, previo a la existencia del departamento del Atlántico.
Su abuelo hizo la fortuna familiar gracias a los almacenes la Fe, que existía en la década del treinta. Los hermanos Gerlein hicieron fortuna gracias a su empresa, Valorcon, administrada por el hombre de negocios de la familia, Julio, y desde el congreso por Roberto quien duró más de cincuenta años siendo senador. Valorcon, una constructora que nació en 1992 y ha estado presente en múltiples contratos en la Costa Caribe pero también en otras regiones del país, incluido la fase III del Transmilenio en Bogotá. Políticamente supieron moverse para estar en el juego local de alcaldías y gobernaciones, pero también manteniendo presencia cada vez más mayor en el Congreso. Todo eso se terminó con el escándalo que provocó Merlano.
Los últimos años han sido nefastos para Julio Gerlein. Tuvo que enterrar a su hermano, el senador eterno Julio Gerlein y su mundo se ha confinado a las cuadras del barrio Altos de Riomar en donde el único lujo que se permite es tomarse un café al final de la tarde en el Juan Valdez que queda en la urbanización y ha tenido que soportar la ingratitud de su protegida por décadas Aída Merlano.
Desde que fue detenido en Maracaibo, el 27 de enero del 2020 después de dos años de fuga, no ha hecho otra cosa que urdir una telaraña jurídica para hundir a Julio Gerlein buscando su beneficio personal. Su abogado Miguel Ángel Del Rio tiene ahora enfocadas las baterías en lograr su extradición a Colombia, y ésta, además de estar en su tierra luchando en los tribunales por despejar su situación judicial, tiene un propósito fundamental, defender sus bienes.
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