En ausencia del gobernador de Antioquia por el lío judicial que lo tuvo por fuera del cargo, dos personas han adquirido aún más poder: su amigo Juan Esteban Álvarez y su abogado de confianza, Luis Alfonso Bravo. Cuando la Fiscalía le dictó medida de aseguramiento al gobernador de Antioquia, Álvarez se encargó de ultimar detalles con el gabinete de Gaviria, ejerciendo funciones propias del gobernador encargado sin serlo.
En su primer discurso como gobernador, Gaviria llamó a Álvarez “un hermano de vida” que reemplazó la ausencia de su hermano Guillermo Gaviria asesinado por la guerrilla en el 2003. Y allí está siempre a su lado, con su libreta, incluso en las reuniones políticas como la de su regreso al despacho a comienzos de octubre cuando reunió a las bancadas del Senado y Cámara de Representantes de Antioquia. Álvarez tiene un reconocimiento económico de honorarios como asesor pero nunca ha ocupado cargo ni firmado nada.
Luis Alfonso Bravo es la conciencia jurídica no solo de Aníbal Gaviria sino de la familia Gaviria Correa, con asiento en casi todas las juntas directivas de los negocios familiares, igual que Álvarez. A través de su bufete Bravo Restrepo Abogados, tiene distintos contratos de asesoría jurídica con la administración entre los que está Indeportes, una consultoría que ascienden a los $270 millones anuales.
Sin ser penalista, Luis Alfonso Bravo esta al frente de la coordinación defensa del gobernador quien acaba de iniciar un juicio por irregularidades en la contratación de mantenimiento y pavimentación en la Troncal la Paz, entre La Cruzada Caucasia cuando cuando fue gobernador del departamento por primera vez entre el año 2004 y 2007.
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