La sorpresiva, para algunos, decisión de Alejandro Char, de lanzarse por el mecanismo de recolección de firmas para aspirar a la presidencia de la república, trae a la mesa varias cosas positivas en estos momentos de tanta convulsión política y riesgo de recorrer los errados caminos que han tomado países como Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua y Venezuela.
Al contrario de algunos candidatos, Char, ha demostrado ejecutorias brillantes en Barranquilla y guardadas las proporciones, ha sido una especie de espejo en el que los alcaldes de varias ciudades intermedias de la costa y del interior se han querido ver reflejados.
Aunado lo anterior a su cercanía con Federico Gutiérrez y Enrique Peñalosa, otros dos muy buenos representantes de la política positiva y ejecutora se genera una luz de esperanza ante la amenaza en ciernes de que se pueda establecer por la vía electoral una dictadura de extrema izquierda.
También, muestra que podría haber una excelente sucesión de futuros candidatos a la presidencia con capacidad de dar un timonazo hacia el futuro, y no hacia el oscurantismo que ofrecen algunos, basados en la institucionalización del odio de clases y el destierro de la empresa y la propiedad privada.
Con solo replicar los modelos de salud y educativo que se han desarrollado en Barranquilla y el Atlántico, bajo su égida, (por los cuales la ciudad y el departamento están catalogados como las entidades territoriales con la mejor cobertura en ambos) Colombia puede dar un salto de gran calidad en la cobertura de ambos frentes.
En términos de infraestructura, también es mucho lo que se puede mostrar y que han comprobado no solo los ciudadanos, sino autoridades locales, regionales y nacionales.
Char, también ha mostrado gran habilidad para atraer inversión y fuentes de empleo, por lo que es otra carta a su favor, que puede poner a disposición del país.
Por último, ya es hora de tener un presidente de la Costa Atlántica, pero uno que ayude a la unión del país y no al estallido social, uno que genere bienestar y resultados positivos y no uno que nos quiera empobrecer a todos, uno que haya ejercido la profesión que estudió y no otro que solo ha generado los empleos de su UTL.
Necesitamos a un costeño que haya transformado una ciudad como Barranquilla de ser un muladar a ser la ciudad hacia la que apuntan todas las miradas en el país, alguien con carácter y talante positivo, y, lo más importante, que sus ejecutorias se hayan visto, estén comprobadas y generando dinámicamente cambios positivos.