El político y expresidente liberal Darío Echandía pronunció una frase que no pierde vigencia en la actualidad: “Colombia es un país de cafres”. La razón de su afirmación tuvo varios ingredientes, entre ellos, la violencia de conservadores y liberales, que produjo el asesinato de su hermano Vicente que, a la postre, causó su retiro como candidato a la presidencia y permitió el ascenso al poder del conservador Laureano Gómez.
Tenía razón Echandía porque la historia se repite cada día con las acciones del gobierno. En esta ocasión Santiago Rivas, productor del programa documental Los puros criollos, que se emitía por el canal público Señal Colombia, tuvo la osadía de opinar en el programa de redes sociales de El Espectador La Puya, donde habló en contra el proyecto de Ley de Convergencia en Comunicaciones, presentado por el gobierno. Luego se anunció, aunque después fue desmentido, que su programa había sido retirado de la programación del canal.
Pues bien, de aprobarse la ley se permitiría prácticamente acabar con la televisión y la radio pública, y estas pasarían a depender directamente del Ministerio de Comunicaciones. Además, se desfinanciarían los canales públicos nacionales y regionales, se rebajaría el valor de las concesiones de los canales privados RCN y Caracol y se prolongarían por 30 años de un plumazo. Este es un golpe a la exigua independencia del control ciudadano sobre los medios porque ordenaría la eliminación de la Autoridad Nacional de Televisión, concentrando su control en los gobernantes de turno.
En todo ello tiene la razón Rivas. El país está en las más dañinas manos.
El gobierno con sus actuaciones cafres y totalitarias hoy persigue a Rivas, a la televisión pública y por extensión a todos los ciudadanos. Mañana con la ley aprobada seguramente eliminará cualquier pensamiento diferente que sea crítico frente a los abusos de poder.
Así queda demostrado que en Colombia sí existen Los puros cafres, están en todas las ramas del poder público y abusan de Los puros criollos.