Es el acercamiento más significativo entre Estados Unidos y Venezuela en años. La liberación de dos considerados presos políticos estadounidenses y la disposición de reanudar el diálogo con la oposición venezolana en México son las primeras acciones de Nicolás Maduro tras reunirse con una delegación de alto nivel enviada por Washington a Caracas el pasado fin de semana.
El presidente Joe Biden agradeció públicamente el gesto, en el que puso en libertad al exdirectivo de CITGO, Gustavo Adolfo Cárdenas quien, junto a otros cinco ejecutivos de la filial de la compañía petrolera PDVSA, fue detenido en 2017 y condenado a 8 años y 10 meses de prisión tras ser acusados de corrupción.
También fue liberado el ciudadano cubano-estadounidense Jorge Antonio Fernández, detenido en febrero de 2021 tras ser acusado de terrorismo, por portar un dron en el estado Táchira. No se descartan próximas liberaciones.
El acercamiento de EE. UU. al Gobierno de Nicolás Maduro, a quien no reconoce como presidente y ha tachado públicamente de dictador, sorprendió incluso a la oposición venezolana, que prefirió mantenerse en silencio en medio de las conversaciones.
Cuatro días después del inesperado encuentro, el Gobierno interino que preside Juan Guaidó, reaccionó a través de un comunicado saludando las liberaciones y advirtiendo que “todo levantamiento de sanciones debe estar condicionado a avances reales hacia la transición a la democracia y la libertad de Venezuela”. De lo contrario, agrega el comunicado, “sólo fortalecería el autoritarismo que hoy amenaza al mundo”.
El petróleo venezolano como solución a la crisis energética
Analistas coinciden en que ha sido una jugada estratégica de Washington, que busca aliviar el impacto que en materia económica y energética atraviesa Estados Unidos tras el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Este martes, el gigante norteamericano prohibió las importaciones de petróleo y gas desde Rusia, como parte de las sanciones impuestas al Kremlin por invadir a Ucrania y además alcanzó niveles históricos en el precio del combustible no vistos desde 2008. Lo que muchos ahora se preguntan es: ¿Está Venezuela en capacidad de suplir a Rusia en las importaciones de crudo para EE. UU.?
El economista y experto en materia petrolera José Toro Hardy es tajante en responder: “No”. La destrucción de la industria petrolera bajo la denominada revolución bolivariana ha llevado a unos niveles de producción de 660 mil barriles diarios en promedio, según la firma Platts Analytics.
“Para poder aumentar la producción petrolera y regresar a niveles anteriores (un promedio de 3 millones de barriles diarios como en 1998) se ha estimado que, entre inversiones y gastos, habría que destinar una cifra del orden de 25 mil millones de dólares por año durante los próximos 8 o 10 años. El estado venezolano no tiene la más mínima posibilidad de realizar esas inversiones. Venezuela no está en condiciones de aumentar su producción petrolera a tiempo para reemplazar a Rusia”.
Toro Hardy explica, además, que el petróleo que Venezuela está produciendo en la actualidad es fundamentalmente crudos extrapesados de la Faja del Orinoco que no pueden ser comercializados en la forma en la que se producen. Para poder comercializarlo, Venezuela importa condensados de Irán, que naturalmente también subirán de precio. La producción de crudos medianos de la Cuenca del Lago de Maracaibo, añade el experto, “ha sido básicamente abandonada”.
A juicio de Mariano de Alba, abogado experto en derecho internacional, las consecuencias del conflicto entre Rusia y Ucrania le están abriendo una ventana a Maduro que sin la guerra probablemente no la tendría.
“Lo que realmente preocupa a Maduro y a su Gobierno es poder llegar al año 2024 en una mejor posición económica, que inicialmente pensaba llegaría por sus vínculos con países de Oriente y el Golfo Pérsico, ahora más difícil e improbable por las inminentes consecuencias económicas de la guerra”, por lo que la oferta de EE. UU. pasa a ser una gran oportunidad.
“La opción que le está dando EE. UU. requiere de concesiones, apostando a la posibilidad de que Estados Unidos emita algunas licencias que permitan a compañías como Chevron y la petrolera india ONGC, que sí están interesadas en negocios con Venezuela, ayudar a PDVSA a aumentar la producción y sea eso lo que traiga un aumento sustancial de los ingresos al Gobierno”.
Al ser consultado cuáles podrían ser esas concesiones, De Alba destaca la liberación de los presos políticos estadounidenses como una prioridad. También la reactivación del diálogo en México, suspendido tras la extradición a Estados Unidos de Alex Saab, señalado como presunto testaferro de Nicolás Maduro.
¿Cómo queda la oposición en medio de estas negociaciones?
“Creo que es evidente que queda debilitada, sobre todo teniendo en cuenta que ni siquiera se informó antes de esa jugada y agarró a esa parte de la oposición por sorpresa”, dijo a France 24 el también asesor sénior de Crisis Group.
Considera que además estaría en riesgo que ese reconocimiento de Juan Guaidó como presidente de Venezuela pueda desaparecer. “Si las conversaciones avanzan, una de las concesiones que podría pedir Maduro y que también Estados Unidos podría pensar es un reinicio de relaciones diplomáticas donde, por ejemplo, el Gobierno estadounidense pueda volver a tener alguna presencia en Caracas. Si Estados Unidos reestablece parcial o mínimamente las relaciones diplomáticas con Maduro, pues obviamente eso lleva a un no reconocimiento del Gobierno Interino opositor”.
Si bien es cierto que Maduro está hoy en una posición políticamente muy cómoda pese a la crisis económica que atraviesa Venezuela, la oposición persiste en una situación de división y falta de claridad de estrategia y Estados Unidos tiene hoy otros intereses como prioridad.
De Alba recuerda que no se puede dejar de lado que ha sido la propia oposición venezolana la que ha pedido a Estados Unidos aliviar las sanciones como estrategia de negociación a cambio de condiciones electorales para las presidenciales del 2024, por lo que no considera EE. UU. haya abandonado su apoyo al restablecimiento de la democracia en Venezuela.
Este martes fue suspendida la rueda de prensa del presidente de la Asamblea Nacional Jorge Rodríguez, (parlamento no reconocido por EE. UU.), en la que se esperaba ofreciera detalles sobre la reunión con representantes de la Casa Blanca en la que estuvo presente junto a la primera dama Cilia Flores. Al momento, no ha sido nuevamente convocada. Para la redacción de este artículo France 24 también contactó a representantes de la oposición venezolana, quienes prefirieron no emitir comentarios sobre el polémico encuentro.
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