Desde hace treinta años, en el gobierno de Cesar Gavirira, los puertos de Colombia empezaron a ser operados por privados. En los principales puertos se constituyeron Sociedades Portuarias que se quedaron con los antiguos puertos manejados por el gobierno.
Son diez las zonas portuarias, ocho de ellas en la Costa Caribe: La Guajira, Santa Marta, Ciénaga, Barranquilla, Cartagena, Golfo de Morrosquillo, Urabá y San Andrés; y dos en el Pacífico: Buenaventura y Tumaco.
Más del 95% del tráfico de mercancías que pasa por estos puertos son el resultado de operaciones y acuerdos en materia de comercio exterior, predominantemente alrededor del carbón y los hidrocarburos, aunque la realidad ha ido cambiando con el tiempo.
En el año 2017, la capacidad nacional instalada para tráfico de mercancías ascendió a los 302,6 millones de toneladas por año. Los puertos de Santa Marta, Cartagena, Barranquilla y Buenaventura estuvieron al frente de dicho record en la historia de Colombia.
Buenaventura, la puerta de Asia en Colombia.
Es el puerto más importante del Pacífico y de Colombia debido al volumen de carga que maneja y su ubicación estratégicamente privilegiada ya que es uno de los puertos del continente americano más cercano al mercado asiático. Ha sido clave para sacar provecho del TLC de Colombia y Corea del Sur firmado por el gobierno Santos en 2013, para el relacionamiento comercial con los gigantes de Asia y para los acuerdos contemplados en la Alianza del Pacifico.
Está constituido por un terminal marítimo que es administrado por la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura S.A. (SPRBUN), y un muelle que es administrado por el Grupo Portuario S.A. Entre ambos operadores reciben cerca del 52% de la carga que ingresa al país. El contrato de concesión a SPRBUN fue otorgado en 1994 y extendido por 20 años más hasta el 2034.
Actualmente el puerto es fuente de al menos mil empleos directos y cerca de 10 mil indirectos.
Santa Marta, una fuente de carbón para el mundo
El puerto de la capital del Magdalena es el preferido de muchas multinacionales. Las razones son, en primer lugar, es el único de aguas profundas en Colombia con un calado natural de 19 metros, lo que permite mayor eficiencia y reduce costos de operación porque requiere menos tiempo de atraque y, además, puede recibir buques de gran tamaño sin mayor restricción. En segundo lugar, Santa Marta es la ciudad del caribe más cercana al centro del país frente a ciudades como Barranquilla y Cartagena, razón por la cual sus fletes terrestres son más agiles y económicos. Finalmente, es el único puerto que cuenta con vías férreas que le permiten ofrecer servicios de cargue y descargue directo en los muelles.
El encargado de su operación es la Sociedad Portuaria de Santa Marta S.A., que ha llegado a movilizar hasta 17 millones de toneladas al año entre exportaciones e importaciones, en las que sobresale la salida de carbón pues este tiene la capacidad de almacenar hasta 7 millones de toneladas de dicho mineral y de despachar 24 mil de estas cada día.
Puerto de Cartagena, el rey de los contenedores
Con 54 muelles que conectan con más de 288 puertos en 80 países, Cartagena se posiciona como uno de los puertos más importantes de suramerica y el más grande del país. Es administrado por la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena S.A. (SPRC) desde 1993. En el 2019, movilizó 2´995.031 contenedores, lo que supone un promedio diario de 8.205 de estos al día.
Barranquilla, una puerta de oro
La Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla S.A. (SPRB) goza de una ubicación estratégica al estar localizada a 22 kilómetros de la desembocadura del río Magdalena, sobre el mar Caribe, en Bocas de Ceniza y por su cercanía a los grandes centros industriales de la ciudad.
Actualmente la sociedad cuenta con más de 1.500 empleados, luego de aumentar su recurso humano un 20% en los últimos años.
Todos los puertos colombianos se han visto afectados con la llegada de la pandemia del COVID-19. El promedio nacional indica que las transacciones comerciales cayeron en un 30% sin excluir ninguno de los puertos. Sin embargo, más allá de la inesperada, nueva y necesaria adopción de medidas sanitarias por todo un sector de transporte mundial, en Colombia, los operadores portuarios señalan un obstáculo histórico que ralentiza el crecimiento de un sector demasiado prometedor: las vías de acceso al interior.