El arquitecto Johnny Tascón, entusiasmado por el bajo precio del dólar a principios de 2014, adquirió un crédito de 50 mil dólares en Colfuturo. Con ese dinero y con los 32 mil dólares que le prestaría el Icetex, realizaría su sueño de especializarse en la Universidad Tecnológica de Delft uno de los centros de formación superior más importantes de los Países Bajos. Era tanto el entusiasmo de Johnny que su esposa, arquitecta también, lo acompañó en la aventura. Ella se ayudó, a su vez, con un crédito similar, es decir, que actualmente, bajo el mismo techo de un hogar en Bogotá lo más importante en la canasta familiar no solo son los pañales y la leche de la nueva integrante de la familia, sino tres cuotas de crédito estudiantil.
Su esposa por ahora no trabaja porque cuida a la bebé de ocho meses de nacida, con lo que Johnny, para cubrir los tres créditos, debe reventar mínimo 3.5 millones de pesos mensuales. Desde el 2011 paga en pesos lo prestado por Icetex. La obligación con Colfuturo es en dólares. Cuando adquirió la beca crédito de Colfuturo, el dólar estaba a 1.800 pesos, pero en el 2014 cuando empezó a pagarlo el precio de la divisa se disparó y ahora supera los 2.800 pesos por lo que la cuota se le ha hecho prácticamente impagable.
Cualquiera pensaría que por lo cualificado que está el arquitecto tiene un trabajo soñado y gana millones. Es lo más alejado de la realidad porque precisamente el tener tantas credenciales lo vuelve alérgico para las empresas que ofertan trabajos estables en Colombia. Se cansó de aplicar y vive de las consultorías externas, que son inestables con contratos a término fijo y en muchos de los casos lo someten a largos periodos cesantes. La volada del dólar volvió a Johnny abanderado de una causa que hoy tiene mil dolientes. Encontró consuelo este año en la red de negocios Linkedin, cuando conoció en el grupo de beneficiarios de Colfuturo, a otros profesionales como él, que acuden a su creatividad matemática para pagar sus créditos y piden a gritos soluciones.
Otra profesional, quien pidió omitir su nombre porque está en pleno proceso de selección y no quiere afectarlo, se unió al mismo clamor y está asustada. Terminó su año de gracia por el crédito que adquirió para costearse un MBA en Inglaterra, tiene que empezar a pagar su cuota a Colfuturo con el dólarmuy alto y desde que regresó a Colombia en enero de este año no ha conseguido trabajo. No sabe de dónde va a sacar los 500 dólares, casi un millón y medio de pesos. Ella acudió al Icetex, a sus ahorros y a donaciones de la familia para poder acceder a una de las mejores universidades del Reino Unido porque en todos los casos es imposible irse a estudiar al exterior con el beneficio de Colfuturo como único recurso. Las jornadas le exigían tiempo completo por lo que no pudo trabajar para sostenerse, y así les toca a la mayoría, deben cubrir además de la matrícula, todos los gastos de manutención, por eso cuando regresan, aunque les condonan hasta el 50% por ciento de la deuda, con un dólar tan elevado, le deben una vela a cada santo.
La ingeniera firmó la petición formal que hicieron los afectados con el dólar cambiante a la organización, que con apoyo del gobierno nacional, a través de Colciencias y de Icetex, y de donaciones de algunas empresas importantes del país, ha financiado los estudios de maestría y doctorado de cerca de nueve mil colombianos. Los becarios no es que no quieran pagar, no exigen más condonaciones, presentaron ocho propuestas de soluciones que trabajaron en equipo y, como dicen ellos, fueron descartadas de un brochazo. La andanada de reportes mediáticos sobre los profesionales `ahorcados´ de Colfuturo y el golpe reputacional a la entidad, los obligó a dejar de lado las respuestas políticamente correctas que enviaban a los becarios y lo único que lograron es que Jerónimo Castro, director de la organización, anunciara alianzas con Sufi y el Banco de Bogotá para convertir la deuda de los beneficiarios de dólares a pesos. Lo que significa acceder a un nuevo crédito con una entidad bancaria, mayores plazos de pago, pero también mayores intereses.
Con la solución no quedaron satisfechos: “Es mejor deberle a Colfuturo que a un banco, con ellos no se puede hablar” asegura Johnny Tascón, quien se convirtió en vocero de los afectados y actualmente adeuda dos cuotas. Para los quejosos es injusto que el riesgo del modelo crédito beca de Colfuturo esté todo en los usuarios y no en la misma institución, en medio de una situación como la actual, con un dólar que ha incrementado un 60% y de salarios que no suben de igual manera. La mayoría volvieron al país con la expectativa de mejorar su situación laboral gracias a su nuevos estudios y la experiencia de miles de ellos ha evidenciado lo difícil de conseguir un empleo que soporte unos pagos tan altos como los que cubren en este momento. Siguen unidos, en permanente comunicación a través de diferentes plataformas digitales, asesorándose entre ellos y anunciando cualquier cambio del dólar. “Paguen, paguen, bajó el dólar”, son ejemplos de alertas y salen todos corriendo al banco.
Se preguntan qué tan bien está funcionando el programa de intermediación laboral de Colfuturo. Qué opciones han explorado desde la entidad para buscar empleadores en Colombia de mano de obra nacional que paguen en dólares, de abrirles caminos con organizaciones internacionales que lo hagan. Defienden que sí un beneficiario puede recibir un salario en dólares resuelve de cierta manera su problema, entonces se siguen cuestionando qué tanto está haciendo Colfuturo para buscar alternativas diferentes a las de la matemática financiera. Es una pregunta que se han hecho en diferentes espacios y la respuesta es “ninguna”.